En febrero de 2011, John Galliano, uno de los más grandes diseñadores vivos del mundo de la alta costura (para algunos el más talentoso) insultó a una pareja francesa en el café La Perle en Le Marais, París. Visiblemente intoxicado, la frase “I love Hitler” resumió los insultos antisemitas del artista y de inmediato se desataron las consecuencias: al día siguiente el Galliano fue suspendido de su puesto en Dior; Natalie Portman, imagen de la fragancia Miss Dior Cherie, declaró sentirse asqueada por los comentarios del diseñador y seis días después empezaron los trámites para despedirlo de la casa francesa. No fue hasta cuatro años después, cuando ya había pasado por un proceso de rehabilitación, pedido incontables disculpas y recibido un premio del British Fashion Counsil por Excelencia de manos de Anna Wintour, que Galliano presentó una nueva colección bajo la firma Maison Margiela (antes Maison Martin Margiela quien había trabajado antes para Galliano).

Domenico Dolce y Stefano Gabbana, son otros diseñadores que se han permitido hablar libremente de las formas más incorrectas y quienes sorpresivamente no habían vivido escándalos por los que tuvieran que pagar consecuencias.

En 2015, para la revista italiana Panorama  declararon “no a los niños químicos y a los úteros rentados”, “la unica familia es la tradicional” y se refirieron a los niños nacidos por inseminación como “sintéticos” y aunque artistas como Elton John, Ellen DeGeneres y Ricky Martin demostraron su repudio bajo el hashtag BoycottDolceGabbana, la pareja de diseñadores cerró el año con utilidades mayores a $1 billón de dólares.

En 2017 Stefano Gabbana, declaró para el periódico Corriere della Sera que está cansado de ser llamado “gay” y que las etiquetas “a menudo sirven como defensa, pero no quiero ser protegido por nadie, porque no he hecho nada malo”. Para muchos, sus palabras fueron un intento por liberarse de las etiquetas, pero minimizan los esfuerzos de los activistas LGTB, pues si no se categorizan, no requieren derechos, de la misma forma que un menor de edad no necesitaría llamarse así pues es una construcción artificial sin importancia que no necesitaría una categoría legal.

Más tarde en 2017, cuando se convirtió en primera dama, Melania Trump favoreció y continúa prefiriendo las creaciones de los diseñadores, quienes se muestran felices y agradecidos e incluso se burlan de sus detractores, quienes de nuevo adoptaron el hashtag BoycottDolceGabbana que tampoco había obtenido resultados, pues Domenico y Stefano respondieron lanzando una playera de $250 dólares con la frase impresa e incluso designaron a la ahora primera dama una #DGWoman; en uno de sus posts de Instagram, Stefano Gabbana agradece a sus “enemigos” y les recuerda seguir usando el hashtag #BoycottDolceGabbana y se burla de quienes lo critican.

Finalmente (no por ser la que termine la lista, sino la más reciente) apenas el día de ayer, D&G enfrentó lo que parece ser la crisis de imagen más importante de la marca; todo empezó cuando la famosa cuenta de Instagram @diet_prada (dedicada a encontrar referencias y copias entre diseñadores) denunció el parecido entre la colaboración de Trevor Andrew + Gucci (GUCCIGHOST) y Dolce&Gabanna, desde ese momento la cuenta oficial de Stefano y @diet_prada no pararon de discutir abiertamente en la red social, pero tan sólo hace dos días, @diet_prada denunció su disgusto por un video de D&G que educaba al público chino sobre cómo comer cannoli con palillos, y calificó al primero de una serie de videos como racista e insultante para el mercado asiático. La marca, rápidamente reaccionó y quitó los videos de las redes sociales chinas, pero no de Instagram, lo que desató una serie de comentarios de la cuenta oficial de @stefanogabbana que después fueron publicados. La cuenta del diseñador, libre como ostenta ser, utilizó el emoji pile of poo para referirse a China y continuó con una serie de ofensas directas al país asiático. @stefanogabbana reposteó la conversación en su perfil pero tiempo después la marca anunció que tanto la cuenta oficial @dolcegabbana y @stefanogabbana habían sido jaqueadas. D&G pidió disculpas pero la oficina china de asuntos culturales terminó por cancelar el desfile que tenía programado para hoy y otros tantos de los modelos anunciaron sus salida del evento y su reproche hacia los comentarios de la cuenta del diseñador.

Para algunos que conocen un poco sobre Stefano y @diet_prada y la facilidad del magnate para compartir su particular punto de vista, les parecería obvio que el Stefano fuese el autor de dicha conversación, pero la marca, muy oficialmente se disculpó por los comentarios tan infortunados y mantuvo que las cuentas habían sido jaqueadas.

Tanto para Galliano como Domenico el mensaje tendría que ser claro; cualquiera que tenga una voz y la use para hacer daño, tendría consecuencias negativas, sin embargo la inmediatez con la que pagó Galliano no fue la misma de Dolce y resultado final de la historia es incierto, pero ambos diseñadores cuestionan los límites del discurso público; ¿se puede ofender a la comunidad, pero no al mercado? o solamente ¿depende de a quién se insulte? Dolce y Dior hablan sobre un sueño de belleza, decadencia y riqueza inimaginable y ambas se escandalizaron cuando su propio discurso se vio afectado.

Cada vez somos más conscientes de lo que consumimos, Vivienne Westwood diría “compra menos” y nos haría reflexionar sobre las consecuencias de nuestro gasto, pero pensar en modificar nuestro consumo para generar un cambio nos aterriza otra vez en un lugar que falla; valorar objetos para llenar lo que nos falta dentro.