Alain Delon y Romy Schneider: Un amor marcado por la tragedia
La historia de amor de Alain Delon y Romy Schneider, ha sido trágicamente una de las más bonitas e infaustas del cine. Siendo unas de las relaciones más documentadas y fotografiadas en tabloides, se hizo transparente una dulce y amarga transparencia, misma que finalizó aquel romántico cuento de hadas en un desgarrador fiasco amoroso.

Jochen Blume / Ullstein bild
Delon nació el 8 de noviembre de 1935, en la pequeña localidad de Sceaux, Francia. Su infancia fue complicada y dura. Con tan solo cuatro años, sus padres acuerdan divorciarse, sufriendo un fatídico abandono por parte de su padre, Fabien. Su madre, Edith, decide encargarlo a otra familia. Alain fue reubicado y trasladado a un internado en Issy-les-Moulineaux, adiestrado por un convento de monjas, a los ocho años. Su personalidad rebelde e indomable, provocó su expulsión de varios colegios. A los catorce años, decidió huir y trabajar en una carnicería.
Decidió enlistarse en la marina a los diecisiete años. Tras una serie de malentendidos y una nula acatada disciplina, fue redirigido a Francia en 1956. En poco tiempo, consiguió trabajo de portero y camarero. Su amistad con Jean-Claude Brialy, le brindó la pertinencia de asistir al Festival de Cannes. Su carisma y seductora apariencia, llamó la atención de un productor de Fox Century. En una ocasión, relató que las mujeres fueron quienes lo motivaron a envolverse en el mundo cinematográfico.
Austriaca de nacimiento, Schneider proviene de una familiar cimentación actoral. Desde pequeña, manifestó un talento natural por la pintura. Su madre, prefirió orientarla en un enfoque central, que le permitiera ingresar a la actuación. Con tan solo 15 años, debutó en When the White Lilacs Bloom Again.
Inverosímilmente, consiguió interpretar a la Emperatriz Sissi en la trilogía con el mismo nombre, dirigida por Ernst Marischka, en 1955. Dicho protagónico, la encasillo como una ingenua e inocente actriz. Fastidiada por no ser capaz de redirigir su camino, se propone afrontar papeles más intrincados y complejos de acarrear.
La joven de 20 años, es fichada por el director Pierre Gaspard-Huit, para ser robada por aquellos dominantes ojos azules del aún desconocido actor francés, mismo que interpretaría a Franz Lobheiner, en el film Christine. Los directivos contemplaron y organizaron una amena reunión entre los dos, para que se pudieran conocer y revelar la ficticia unión.

Alain Delon y Romy Schneider en el Aeropuerto de Orly / Getty
Alain describió el momento como súbito e imborrable.
“Llegabas de Viena y yo te estaba esperando en el aeropuerto de París con un ramo de flores que no sabía cómo agarrarlo. Los productores me habían dicho: En cuanto baje por la pista, ve hacia ella y entrégale las flores. Las sujete como un imbécil, en medio de una horda de fotógrafos. Bajaste del avión, me acerqué. Le dijiste a tu madre: ¡Ése debe ser Alain Delon, mi compañero! Nada más, ningún rayo caído del cielo. Así que fui a Viena, donde se estaba rodando la película, y allí me enamoré perdidamente de ti.Y tú te enamoraste de mí”.
Inicialmente, Schneider consideraba a un Delon, de 23 años, como “demasiado guapo y muy bien peinado”. La evidente atracción era mutua, pero resultó ser atroz, ya que en el set de grabación, a ella le parecía muy antipático y a él le resultaba muy aburrida. El conjunto desprecio, superó a la propia historia que protagonizaban, llegando al clímax de no dirigirse la palabra. Prejuicios y desprecios, complicaron afianzar una relación, intensificando sus temperamentos caprichosos y hostiles en una guerra de egos confundidos.
Rápidamente, la tormenta de amargura e inestabilidad laboral, no resistió estimar una divinidad santificada por el amor, volviéndose inseparables. Las indiferencias laborales, sucumbieron al encanto colectivo de la legendaria y admirable pareja del momento.
- Getty Images
Tal enamoramiento, no fue fácil de sobrellevar. Al finalizar el rodaje, se mudan a París. Los jóvenes amantes padecen la rígida e instigadora crítica de la prensa alemana, acusando a Romy de traicionar su identidad austro-alemana y abandonar a su madre. Por su parte, Alain fue imputado con calumnias de secuestro y deplorable seducción, infamando su persona. Este golpe, no impidió que anduvieran libremente.
El entrañable, divergente revuelo, solo duró cuatro años. En aquel entonces, Alain se volvió un símbolo sexual internacional. Su mirada expresiva que se arrugaba en ira, miedo y angustia, impresionaba a directores, elevando la carrera de Delon a un victorioso estrellato con el film Rocco and His Brothers, mientras que su amada se hundía. Los rumores de infidelidad y traición hacia Romy, aumentaban y se evidenciaban en la prensa – negarlo, no resultó beneficioso de evitar una violenta catástrofe.

Alain Delon y Romy Schneider en el Olympia de París en 1961. Keystone-Francia / Gamma-Rapho
Nadie esperaba desmoronarse al confesar accidentalmente, el nacimiento de un hijo no reconocido por Delon, fruto de un prohibido romance con Christa Päffgen, musa de Andy Warhol, en 1962. El pequeño Ari Boulogne, fue adoptado por la madre del actor.
La deshonra y el sufrimiento, pospuso que la supuesta boda nunca se realizaría, pese a que Delon, le había entregado un anillo de compromiso, para apaciguar la polémica. Schneider decidió alejarse y firmó un contrato millonario en Hollywood, transformando su vida, al mudarse del otro lado del Atlántico. Entretanto, Delon viajo a España para rodar El túlipan negro.
Cobardemente, la dejó por una joven llamada Nathalie Barthélémy. En una mesa de su residencia parisina, le fue entregado a Romy, una nota con las siguientes palabras, a lado de un ramo de rosas Baccara, con pétalos extremadamente rojizos: “Perdón. Sé que te habría hecho infeliz. Me voy a México con Nathalie. ¡Te deseo lo mejor!” – para entonces, él se preparaba para casarse con Barthélémy, ya embarazada de su hijo Anthony, que nació ese mismo año (1964). Basto con una carta de 15 páginas, para comprender y leer la trivial explicación de Alain.
“La razón me obliga a decirte adiós. Vivimos nuestro matrimonio antes de casarnos. Nuestro trabajo nos quitaría cualquier posibilidad de supervivencia… No te equivoques sobre el color de estas flores: no son rosas negras. Te devuelvo tu libertad dejándote mi corazón”.
Una devastada y entristecida Schneider, rápidamente quiso olvidarlo, al contraer matrimonio con el actor y director alemán Harry Meyen en 1966, con quién tuvo un hijo, David. Alain siguió en la vereda de la infidelidad y su romance con Schneider, fue una de las posibles causas que finalizó su matrimonio con Nathalie, en 1969. “A veces veía una sombra de tristeza en sus ojos y sabía que era por Romy”.

Agencia de Prensa TCD / VISUAL
Pasaron cinco años, para que Alain y Romy se reencontraran. La actriz quién se encontraba retirada de la actuación para educar a su hijo, fue ayudada por el propio Delon (torturado por su pasado), realizando una campaña con el necio director, Jacques Deray, para que fuera coprotagonista, en el melodrama ‘La Piscine‘.
La historia que se ambiento en Saint Tropez, atestiguo el renacer de una llama magnética y el apogeo de una súbita belleza, tostada por el sol del Mediterráneo, convirtiendo el lujurioso encanto de la trama, en una calurosa victoria languida. “Ya no había ninguna pasión entre Romy y yo. Era algo más, más fuerte, más poderoso, más de lo que las palabras pueden expresar”.

Alain Delon y Romy Schneider en el film ‘La piscine’ / Getty
La amistosa e íntima solidez, permaneció. “El hombre más importante de mi vida sigue siendo Delon. Siempre está dispuesto a ayudarme. Siempre corre en mi ayuda. Alain nunca me ha abandonado, ni hoy ni ayer.”
Esa venérea y hormigueante felicidad, fue desposeída en los 70s. El fracaso de su matrimonio con Harry, la llevó a casarse, nuevamente con el periodista Daniel Biasni, en 1975 – la relación duró muy poco. Meyen se quitó la vida en 1979, provocando un trauma que la abalanzó en una profunda depresión y alcoholismo.

Getty
Para 1980, su hijo David, murió en un calamitoso accidente, en casa de sus abuelos, generando en ella un perdurable shock mental, en el que no se pudo recuperar. Una lucha interna debilitó sus ánimos. En mayo de 1981 a la edad de 43 años, fue hallada muerta en el apartamento de Laurent Petin. Se había vinculado que la causa del fallecimiento era suicidio, pero realmente había sido un ataque cardíaco que termino con su vida.
Delon, acudió a verla en su cama, evitando asistir al funeral. Se despidió con una carta impresa por el Paris Match, testimoniando el indeleble afecto que le tenía, consagrando unas lúcidas palabras en su honor.
“Aprendí un poco de alemán, cerca de ti. ‘Ich liebe dich’. Te amo. Te amo, mi Puppele”. “Me enamoré perdidamente de ti. Y tú te enamoraste de mí. Dios mío, qué jóvenes éramos y qué felices éramos. Luego nuestra vida, que no concierne a nadie más que a nosotros, nos separó”.

20 años después de su primer encuentro, posan frente a las cámaras en 1981
El cumpleaños de Romy, es un día que el actor jamás olvidó. El 23 de septiembre de 2023, compartió una linda dedicatoria en el periódico Le Figaro.
Rosemarie Albach-Retty conocida como Romy Schneider habría cumplido 83 años hoy, este jueves 23 de septiembre. Recuerdo… Nos preguntábamos, “¿quién se enamoró primero, tú o yo?” Contamos: “¡Uno, dos, tres!” y respondimos: “¡Ni tú ni yo! ¡Juntos ! “Juntos… Mi amor por ti es eterno, mi Puppelé”
La pérdida definitiva de su otra mitad, atribuyó en él, sufrir depresión, en las siguientes décadas. El cine fue un maldito Cupido, pero reanimador. Su amor perdura y arde en la eternidad de la otra vida.

Archivo Hulton
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