Asociar el color azul y rosa a los géneros binarios (hombre y mujer) se debe a la heteronorma implementada por la sociedad, la cual designa, idealiza o estipula, cómo “debe ser” expresada la sexualidad de cada quien, recayendo directamente en las actividades, los comportamientos, la forma de vestir y por ende, los colores.
De esta manera, antes del nacimiento ya existe una imposición e imaginario sobre lo que “se debe ser” a partir de nuestro sexo. Un reflejo común de esto, es el color azul, convencionalmente designado para los varones. Así, podemos ver como desde eventos populares como las fiestas de “revelación de sexo” el azul y el rosa son impuestos para clasificar a un nuevo ser, perpetuando la heteronormatividad.

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Investigaciones recientes (o alguien que tuvo una duda mayor) señalan que hubo un tiempo en el que el sexo de los bebés no tenía una designación de color, de tal forma que todos eran vestidos de blanco hasta los seis o siete años: “se evitaba el riesgo de vestir al bebé con la ropa errónea y que creciera pervertido”, menciona Jo B. Paoletti, historiadora de la Universidad de Maryland y autora de ‘Pink and Blue: Telling the Girls From the Boys in America’.
Por otro lado y de acuerdo a la teoría del color, el azul representa la estabilidad; es sinónimo de obligación y seriedad, características que en algún tiempo, permitieron que dicho color representara a la mujer. Mientras que el hombre era designado con el color rojo, pues este simbolizaba la pasión, sentimientos impulsivos, así como de improvisación.
La iconografía y la vestimenta religiosa cristiana da cuenta de esto. Así, es recurrente encontrar imágenes donde la Virgen viste con un velo de color azul, mientras que Jesús crucificado, se tapa con un velo rojo.
¿Cuándo sucedió el cambio?
El azul comenzó asociarse al género masculino durante la Primera Guerra Mundial. El fuerte patriotismo americano hizo que sus soldados y marines vistieran con chaquetas azules, cuestión que impuso moda sobre la ropa de los niños como un acto de admiración por su ejército.
Otra evidencia histórica referente al color azul es la que surgió en Alemania occidental. Tal y como lo retrata el filme “La Gran Libertad”, durante el periodo de posguerra, cuando las políticas de ese país eran sumamente represivas contra los homosexuales por considerarlo un delito estipulado en la Ley 175, que abarcó de 1872 a 1994 y que el régimen nazi se intensificó, llegando a procesar alrededor de 140 mil hombres, los encarcelados por su orientación, debían portar un uniforme en color azul como símbolo de reivindicación.
La película sigue a Hans, un hombre quien ha sido encarcelado en repetidas ocasiones por ser homosexual. A medida que regresa a prisión una y otra vez, su deseo de libertad se destruye sistemáticamente.
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