Entre las modas y las tendencias pasajeras la chamarra de piel es el producto de culto imperecedero de la forma de vestir de los últimos cien años. Desde su nacimiento y hasta nuestros días nos proporciona protección, pero su significado ha evolucionado con la historia.
Leslie Irvin fue el inventor del paracaídas y el primer hombre en hacer un salto premeditado en 1919. Su invento fue rápidamente reconocido como parte fundamental de la aviación y ese mismo año abrió la empresa Irvin Air Chute para fabricar paracaídas para suministrar al ejército americano. Tal fue su éxito que en 1926 abrió una fábrica en el Reino Unido y en 1930 sus paracaídas estaban en todo el mundo.
Con la evolución de la aviación también cambiaron las necesidades de los pilotos que se enfrentaban a un difícil problema: cada vez podían volar más alto pero no contaban con el equipo necesario para poder soportar temperaturas bajo cero dentro de una cabina al aire libre. Así fue como Leslie Irvin diseñó la histórica Irvin Flying Jacket (IFJ).
La chamarra de Irvin estaba hecha de piel de oveja, lo que proporcionó aislamiento del aire por el cuero y mayor calor por la lana de la parte interna. Tenía un cuello ancho que podía ser levantado para proteger la nuca y parte de la cara; además contaba con un cinturón en la parte inferior para evitar la entrada de corrientes de aire.
Durante la segunda guerra mundial, la demanda era tal que tuvieron que subcontratar a otros fabricantes para poder vestir a toda la Real Fuerza Aérea Británica, lo que ocasionó que estas piezas variasen en tono o en materiales.
Por otro lado, casi en paralelo, en 1928, Irving y Jack Schott (Schott Bros Co.) quienes fabricaron gabardinas y otras prendas para el ejército americano, diseñaron la primera chamarra de piel hecha con cremalleras en lugar de botones. A diferencia de la IFJ, la chamarra de los hermanos Schott no fue pensada para el aire, sino para la tierra; para los motociclistas. Las diferencias de temperatura no eran un reto relevante pero la entrada de corrientes de aire y protección del ambiente hicieron que esta chamarra, hecha de piel vacuna, contara con dos cremalleras cruzadas para cerrarla, una en la parte interior del lado izquierdo y otra por arriba del lado derecho. Irving y Jack Schott nombraron a esta chamarra Perfecto Motorcycle Jacket en honor a sus puros favoritos, y la vendieron por primera vez en Harley Davidson de Long Island.
Al finalizar la segunda guerra mundial, durante los años cincuenta, en la época del conformismo y la prosperidad surge el Rock and Roll. En 1953, la chamarra de cuero vistió a Marlon Brando en la película “The Wild One” donde representa el líder de una pandilla rebelde. En consecuencia, muchas escuelas americanas vetaron el uso de la Perfecto, pero el mundo del espectáculo nunca la olvidó y estrellas como Elvis y Gene Vincent la hicieron parte de su imagen.
Durante los años sesenta y setenta, la chamarra también fue protagonista. Por un lado la banda The Beatles, inspirados por existencialistas alemanes, adoptaron la chamarra de motociclista y la utilizaron al principio de su carrera. Por otro lado, Sid Vicious, figura ícono de la expresión punk en los años setentas, escribió antes de morir: “Por favor, entiérrenme al lado de mi nena. Entiérrenme con mi chamarra de piel, jeans y botas de motociclista”.
Aunque parece exagerado, el punk como lo conocemos no se percibiría igual sin las chamarras de piel hechas por cada uno de los simpatizantes: personalizadas con estoperoles, pinturas de colores o frases políticas que permitían a los portadores construir un personaje con una sola prenda.
Durante los ochenta y noventa tampoco pudo faltar; Michael Jackson en Thriller, Madonna en Like a Virgin y Tom Cruise en Top Gun fueron de los más memorables, pero incluso hoy, Justin Timberlake utilizó una chamarra de motociclista para grabar su más reciente y exitoso video. Quizá porque es tan funcional para Einstein como llena de significado para Vicious, esta prenda sigue siendo relevante. La necesidad real de protegernos contra el clima evolucionó para proteger nuestra imagen, porque la perennidad de su corte, su significado, y la durabilidad del material son un lugar común para las juventudes de muchas generaciones.
1 comentario
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Pedro Rosas
Las amoo aún más.