Oficialmente hoy es el día número 41 del aislamiento por la amenaza del coronavirus. Pero oficiosamente no es el primer día después, ni se acaba la cuarentena para México. Al menos yo me encerré antes del 20 de marzo y lo que parecía un comodísimo cambio de rutina, como el muerto, a los 3 días apesta. Después de pasar tantos y tan largos días en casa, como todos, me he puesto a pensar cuál será la nueva normalidad y sobre todo cuándo podremos estrenarla. Si habrá viajes, conciertos, fiestas y posadas no lo podría afirmar; pues se infiere que en el new normal habrá más cuarentenas por intervalos, es decir, después de esta ‘cuarentena de primavera’ vendrá una más en otoño y así sucesivamente hasta que se encuentre la cura. Sin embargo, como arquitecto, te aseguro que al menos una cosa en tu vida cambiará: tu casa.
De entrada, después de tantos días de confinamiento, estoy seguro que ya no es igual. Seguramente cambiaste el foco del baño que se había fundido y compraste una batidora para no quedarte atrás con el panqué de plátano en las redes sociales. Probablemente te diste cuenta que la coladera del lavadero estaba tapada y hasta acondicionaste un espacio para tu ‘oficina’ en algún rincón de tu casa. Yo por fin tuve tiempo de arreglar mi regadera, instalar mi televisión y comprar los vasos que se habían roto en todas las reuniones antes de la pandemia. No todo son malas noticias…
Otra de las buenas consecuencias del confinamiento nos llegó (como el coronavirus) gracias a la globalización: que si los italianos cantando a voz en cuello, los españoles aplaudiendo religiosamente a las ocho de la noche y los alemanes tomando el sol a sus anchas; los europeos nos han dado una lección de la importancia que tienen los blacones en los edificios de departamentos. Nunca había sido tan valorado ese pequeño espacio ‘de segunda’ al aire libre. Más aún si consideras que ni la azotea, ni el patio, ni el jardín de casa nos permiten interactuar con el exterior. Estoy seguro que lo vas a considerar en tu próxima mudanza.
Después de pasar tanto tiempo encerrado en ‘mis cuatro paredes’ y contemplar el espacio en el que antes vivía y ahora hago mi vida, como tú, me doy cuenta que a lo mejor no es necesario salir tanto de casa. Muchos de los desplazamientos por la ciudad sobran y tantas reuniones presenciales pueden ser videoconferencias. Por eso creo que será imprescindible que te hagas un espacio y montes tu office en casa. El estudio será un espacio fundamental y permanente dentro de tu vivienda y por fin habrá miles de juntas que serán mails.
Si eres de los que no han parado de hacer ejercicio, sea por salud física y mental o por pura vanidad, seguro que vas a considerar un pequeño gimnasio en tu casa. O por lo menos un espacio en el que puedas hacer abdominales y/o estirarte cual largo seas. Y si eres de los míos y te sientes listo para abrir aunque sea una fonda, estoy seguro que le darás más importancia a tu cocina. El tamaño sí importa y el equipamiento también. Piensa en el fregadero desbordado de trastes o el horno en el que no entran los refractarios. Como dice el dicho: caballo grande, ande o no ande.
Estoy convencido de que todos pondremos más empeño tanto en la distribución como en la decoración de nuestras casas y seguramente la tuya y la de tus amigos tendrán más personalidad. Si lo tuyo es andar en bicicleta métela a tu casa y hazle un lugar en alguna pared como objeto de colección. Si prefieres el deporte blanco cuelga tus raquetas en algún lugar estratégico donde se vean bien y las puedas descolgar cuando las necesites.
Piensa que el confinamiento es una buena oportunidad para cambiar tu casa, pues seguro que después de la tempestad vamos a pasar más tiempo en ellas. Primero mientras todos tenemos acceso a la vacuna y segundo por la costumbre. Piensa también que la globalización no es del todo mala y agradece a ella y a la COVID-19 porque cuando la nueva normalidad nos alcance seguro tendrás un lugar más cómodo para vivir.
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