Más que un estilo de vestir, el streetwear es un movimiento, una forma de vida que no se rige por normas estrictas, que se define por la actitud al vestir para reflejar una personalidad urbana y que tiene sus orígenes en la calle. Actualmente, esta forma de vestimenta mueve gran parte de lo que se vende dentro de la industria de la moda, no solo fast fashion sino que también de lujo.
El génesis del streetwear fue un cambio radical en la cultura popular de finales de la década de 1970. Fue un movimiento subcultural subversivo originado en Los Ángeles California en las contraculturas del surf y el skate. De hecho, a Shawn Stussy, fundador de Stüssy, se le atribuye a menudo el mérito de ser el catalizador de todo el movimiento de la moda urbana.
A la par d esa época, pero ahora en la costa este de Estados Unidos, el hip-hop nacía en las comunidades negras de la clase trabajadora y se estaba convirtiendo en uno de los géneros musicales más pujantes en aquel país. En este sentido, la forma de vestir influenciada por el hip-hop, rápidamente se popularizó en el sur del Bronx y el centro de Nueva York con camisetas gráficas bajo el lema de “hágalo usted mismo” (bricolaje), hecho que fue dotando de popularidad al streetwear, uniéndose a este y de un momento a otro, los chicos negros con equipos de sonido y jeans holgados que bailaban breakdance en las calles.
El streetwear representaba, para aquellos jóvenes, un despertar con la necesidad de tener un estilo propio que diera cuenta de la mezcla cultural que había surgido en ambas partes de Estados Unidos.
Como todo movimiento cultural, la música no le fue indiferente; se le considera a la banda Run- D.M.C., la responsable de iniciar una conversación entre música y sportswear, al revitalizar los icónicos Superstar de Adidas, lanzados previamente en 1969. Cinco años más tarde, lanzaron la canción My Adidas, con la que se logró reforzar el concepto de sus canciones: Llevar a la calle un estilo de vida que funcionara como una sólida expresión social y un himno de juventud, rebeldía y libertad, mediate la moda y la música.
Para la década de los 90, James Jebbia cambió la forma de consumir este estilo de vida que ocurría en las calles, al abrir una tienda en Lafayette (Downtown Manhattan) llamada Supreme. La construcción de la marca está ligada a la esencia de la cultura del skateboarding, al tiempo que ha incorporado arte dentro de la moda urbana, con colaboraciones de artistas como David Lynch y Damien Hirst.
En el documental de 2016 de Sacha Jenkins, Fresh Dressed, Damon Dash, el exgerente de Roc-A-Fella dijo: “Lo que tienes en tu cuerpo es un reflejo de cómo te está yendo económicamente”. “Puede que no tengas el mejor coche o apartamento, pero seguro que estarías ‘fresco’, vestido porque querías ser percibido como poseedor de más de lo que poseías en realidad. La gente se enorgullecía y encontraba integridad en la forma en que se vestían y se comportaban”. Estas palabras reflejan la esencia del streetwear, que fue una simple demostración de riqueza y poder durante una época en la que no se podía hacer o decir mucho más para expresar la rabia y la infelicidad de ser negro.
Porque hay que aclarar algo; Versace, Ralph Lauren, Gucci y desde luego, Tommy Hilfiger, no hacían ropa para los guetos. Era algo aspiracional a lo que en sueños se pudiera obtener, pero que para la gente de color, llegar ahí no era posible.
En nuestros días, el streetwear es estandarte de marcas de lujo que han adaptado este estilo como forma de inspiración para sus colecciones. El streetwear funciona aún como una forma de expresar un estilo cool, reinventándose como forma para rentabilizar el sentimiento de una joven generación que ama sentirse libre, relajado y desde luego a la moda.
El revival de la moda urbana está influyendo en varias áreas, desde la producción, la venta y la promoción. Su revolución ha llevado a las marcas de lujo y de ropa deportiva a entremezclarse.
La ropa “casual” como camisetas, sudaderas y zapatillas, inspiradas en el hip hop, skate, graffiti, se ha hecho de una parte importante del mercado: ha generado un negocio próximo a los 185 mil millones de dólares. Igualmente, los datos apuntan a que el streetwear supone un 10% del mercado mundial textil y de calzado, datos que Strategy&, la consultoría estratégica de PwC, ha recabado consultado a 40 mil consumidores de todo el mundo y 700 profesionales de la industria de la moda en su informe: Streetwear: the new exclusivity.
Una de las grandes bondades del streetewar, es que abraza a cualquier persona sin importar su estrato económico de procedencia. No es pretencioso y ofrece múltiples variables para seguir creando e innovando y sacar todo su potencial.
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