Entre rumores de venta y pérdida de brillo ¿qué dirección tomará Versace?

No sé que realmente está sucediendo en Versace. Existe una preocupación respecto a una factible venta de la empresa o si Donatella quedará fuera de la jugada, pero este desfile en particular, se presiente como un estancamiento creativo algo hastiado y monótono.

Recordemos que Capri – propietario de la marca – está siendo adquirido por Tapestry, pero igual se rumorea que Prada adquiera la compañía. Mientras se batalla sobre quién se apodere del control total y arrebatarle el poder total a Donatella, y señalarle con mayor rigor lo que tiene que hacer y vender, es desconcertante la contrarrespuesta que se aleja de idea de una dominante vanagloria que frene la incertidumbre.

Es notorio encontrar un inagotable patrón que reescribe lo que hizo Gianni, pero en algo tan cliché, desanimado y carente de glamour. Ciertamente, es admirable que el legado de su hermano permanezca vivo y sólido, aunque, ya se vuelve cansado no observar alguna eufórica novedad, algo que potencie los códigos, un voraz encanto y sensualidad que alguna vez impactaba las normativas culturales y enloquecía a los medios. ¿Recuerdas la peligrosidad escotada de Jennifer Lopez que provocó la invención de Google Images en los ‘00s? ¿En dónde ha quedado su exuberante originalidad? 

Esa práctica de revisitar el archivo, solamente, para que el ADN de Versace se mantenga imperante, se está volviendo algo tedioso. No es debatible tampoco la vulgar erótica de sus mini vestidos negros ondulantes crinolina o el primoroso fit de sus empoderadas chaquetas con incrustaciones en sus bolsillos, el problema radica en la uniforme homogeneidad de rediseñar el mismo jadeante estampado y bustier.

Conmueve su amor por la nostalgia que emite el lascivo vestido de hilo metálico plateado que modelaba Alex Consani, pero qué tal sería ver más allá de rehusar lo que hizo en Versus. Es super jovial el modo de acarrear estampados animalescos de su línea Home, en refrescantes camisas desabotonadas y lucir exuberante, fuerte, sexy e interesante con sus elegantes abrigos y pantalones holgados de cuero o brillante, con sus jeans adornados con resplandecientes diamantes.  

Sin embargo, desearía que su instinto rebelde fuera más agudo como la brutalidad dorada que tanto idolatra Hollywood. La medusa necesita rectificar la melancolía que le impide crecer. Aunque bueno, un espíritu fiestero prevalece al ritmo de “Abracadabra” de Lady Gaga.

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