El famoso Made in Italy es más que un sello de procedencia, es una expresión de calidad que indica que un producto ha sido diseñado y fabricado totalmente en Italia (con todo y lo que representa). Marcas como: Versace, Valentino, Dolce & Gabbana, Gucci, Prada, Moschino, Amami, Prada, Roberto Cavalli y Bottega Veneta, son algunas de las herederas de este estandarte, que desde los años 80, dieron el boom que la industria textil italiana necesitaba.

Made in Italy” es la expresión inglesa usada por los productores italianos, especialmente a partir de los años 80, con el fin de revalorizar la defensa de la italianidad de un producto y así combatir la falsificación de la producción artesanal e industrial de este país. Sobre todo en los cuatro sectores tradicionales de: moda, alimentos, mobiliario y mecánica (automóviles, diseño industrial, maquinaria y buques).

Como parte del Abbigliamento (ropa), la moda fue parte importante de este sello, con mercancías que expresan la creatividad y la artesanía. Por su parte, los artículos de lujo italianos son famosos por la calidad de los textiles, la elegancia y el refinamiento de su construcción. Así, marcas de lujo francesas, británicas y estadounidenses (como Chanel, Dior, Balmain y la línea principal de Ralph Lauren) confían en las fábricas artesanales italianas, ubicadas en áreas altamente especializadas en la zona metropolitana de Nápoles y en el centro norte de Italia (Toscana, Marche, Veneto y Piamonte), para producir partes de sus prendas y accesorios.

En este sentido, y gracias a las firmas como: Versace, Dolce & Gabbana, Gucci, Prada, entre otras, Italia se posiciona como uno de los países líderes en diseño de moda, junto con Francia, Estados Unidos y el Reino Unido. Incluso, cabe señalar, que la industria italiana precedió a la parisina.

Desde el inicio

En el pasado, la moda italiana se ganó el respeto textil durante los siglos XI al XVI (periodo del Renacimiento), cuando el desarrollo artístico en ese país estaba en su apogeo. Ciudades como Roma, Palermo, Venecia, Milán, Nápoles, Florencia y Vicenza comenzaron a producir artículos de lujo, sombreros, cosméticos, joyas y ricas telas.

Aunque, desde el siglo XVII hasta principios del XX, la moda italiana perdió su importancia y brillo, gracias a que el principal creador de tendencias de Europa se volcó hacia Francia, esto debido a los vestidos de lujo diseñados para los cortesanos de Luis XIV.

Pero para después de la Segunda Guerra Mundial, Italia accedió al mercado global de la industria de la moda con varias de sus ciudades, compitiendo para erigirse como el lugar adecuado para su desarrollo. Esto resultó, en que años después, Milán se posicionara como “capital de la moda”. Entre sus aspirantes, que pujaban para poner al país en el mapa de la industria, se encontraba Florencia, quien pareció ser especialmente fuerte gracias a Giovanni Battista Giorgini, quien reuniera a una serie de diseñadores italianos populares, entre los que se incluían Emilio Pucci y las hermanas Fontana. De esta manera, grandes marcas como Ferragamo y Gucci, comenzaron a competir con insignias francesas como Chanel y Dior.

El boom de diseñadores y marcas, develó la necesidad de sentar las bases de la industria en Italia. Es así, como en 1958, fue creada la Cámara Nacional de la Moda Italiana, con la misión de promocionar y proteger a los talentos del diseño.

Por su parte, la popularidad del prêt-à-porter, impulsado por Walter Albini, fue adaptado a la industria italiana, permitiendo la creación de los primeros acuerdos entre diseñadores y firmas comerciales, además del impulso de la Semana de la Moda de Milán.

Asimismo, otra de las artes que impulsó ese sello italiano fue el cine. Cintas como “La Dolce Vita” de Federico Fellini (1960) proyectaron esa esencia de Italia hacia el resto del mundo.

Ya para la década de los 70 y 80, la notable popularidad de diseñadores como Giorgio Armani y Gianni Versace, ayudó a cimentar el estatus de la ciudad como capital sartorial.

A partir de todo esto, Italia  no deja de ser un hito dentro de la industria,  a la cual provee de grandes talentos de la costura, quienes temporada tras temporada sorprenden al mundo con diseños llenos de vanguardia, pero con una impresionante carga de historia y tradición detrás.

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