Peso Pluma en Coachella, su posicionamiento como uno de los artistas más escuchados en Spotify y la llegada de su más reciente lanzamiento: Ella Baila Sola, al número diez en la lista de Billboard 100, ponen a Hassan Emilio Kabande Laija (su nombre real) bajo el ojo mundial y por lo tanto, a la cultura bélica, la moda y los “corridos tumbados” también.
A estas alturas de la historia de nuestro país, encasillar géneros, estilos, expresiones o “proyectos”, como ahora solemos llamar a una propuesta musical que engloba estilo de vida y cultura, nos queda corto. En su lugar, debemos ver estos hechos como una secuencia de eventos en evolución, más que de un repentino y fugaz ascenso a la fama.
La cultura del corrido en México tiene décadas de historia detrás, sino es que al menos, un siglo de vida a cumplir en los próximos años y de cara a ello, los corridos tumbados, la cultura bélica y desde luego, la narco cultura y narco ficción vienen de la mano, más no son lo mismo. ¿Tendencia, moda o futuro del regional mexicano?
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El corrido
La historia del corrido como género musical, siempre tuvo un connotativo inferior, relacionado primero con los revolucionarios, vistos como guerrilleros toscos y bravíos, para después ser medianamente aceptados al darles un impulso gubernamental por medio del cine de los años 60 y 70, donde a través de las películas se retomaban los ideales del movimiento de lucha con un toque de nostalgia y sentimiento nacionalista.
Las décadas pasaron y en los 80 la historia se repitió, pero ahora con una ligera variación, pues el detonante de las narraciones no era un revolucionario o guerrillero, sino un narcotraficante y todo su ecosistema.
Así, los narcocorridos conservaron parte de la estructura de los corridos tradicionales, que en su narrativa dan cuenta de la violencia, el poder, la muerte, el consumo suntuoso y los placeres derivados de las acciones del narcotráfico. Pero un detalle peculiar siguió intacto y que en la actualidad, los llamados “corridos tumbados” lo tienen: el papel otorgado al héroe, ya sea para sí mismo o dedicado a alguien más.
Personajes masculinos, carismáticos, dispuestos a enfrentar situaciones de peligro, a arriesgar su vida, exaltando la lealtad y el valor al margen de la ley; benefactores de su pueblo o de una familia, así como los placeres que esto les deriva (hedonismo, excesos, poder).
De hecho, es ahí donde se cruzan las líneas de la realidad mexicana, generando distintas opiniones al respecto, pues en las letras de los “corridos tumbados” tales como las de Peso Pluma, hay referencias a la violencia y al narcotráfico, con una respuesta popular existosa dentro de las playlist de las plataformas de streaming.
El historiador especializado en música del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Luis Omar Montoya, explicó al diario español El País, que el corrido tumbado “describe momentos que exaltan el hedonismo, el placer, el consumo de drogas y experiencias con mujeres”. “En este sentido, es muy parecido en cuanto a temática al reguetón por la cuestión sexual”, para finalizar, el historiador marca la diferencia con el narcocorrido, en que esta cuenta una historia y no un momento puntual.
Bélicos
Durante los últimos 15 años, la cultura del narcotráfico, ahora conocida como “bélica”, por sus connotaciones armamentistas y de violencia, ha sido todo un debate político y mediático, donde ninguno ha podido concretar ni llevar a cabo un plan conciso y coherente para hacerle frente. En su lugar, ha prevalecido una huella de violencia con pérdidas humanas (principalmente en los estados fronterizos y bajío mexicano) que a la fecha lo padecen.
Es un tema que sobre pasa a los artistas implicados como: Natanael Cano, Junior H, el propio Peso Pluma o en géneros aledaños como el rapero Santa Fe Klan, por poner un ejemplo de los más virales y exitosos del momento, pues ellos son parte de una cultura que ahora abraza ese modo de vida y en lugar de victimizarse adopta su cultura de la calle para encontrar una identidad propia, que sea real, con inquietudes, miedos e inspiraciones cercanas. Algo que sin duda, resuena la Gen z mexicana.
Y es que si hacemos cuentas, somos la tercera o cuarta generación que vive en el narcotráfico, no por elección y que tal vez, encuentra una forma de enfrentarse a estas situaciones por medio de letras de empoderamiento, donde lo único que se narra es el aquí y el ahora. Mañana, quien sabe. ¿Qué beneficios o problemas traerá esto? Tal vez haría falta pensar si nosotros actuamos de la misma forma en nuestros diferentes contextos.
TikTok mueve la música en la actualidad y por lo tanto, a la cultura del entretenimiento que es un reflejo de la cultura de masas, canciones como AMG de Peso Pluma con Natanael Cano y Gabito Ballesteros, PRC con Natanael Cano, La Bebe con Yng Lvcas, Chanel con Becky G y desde luego, Ella baila sola con Eslabon Armado, dan voz a un chico proveniente de una generación que encontró una manera de darle continuidad a la música regional mexicana, donde el corrido, el hip hop, el reguetón y la banda se unen para armar un nuevo sello de identidad nacional. Y como él, muchos otros.
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La moda
Hay distintos enfoques para investigar este fenómeno y cada uno tendrá sus conclusiones o tal vez es muy pronto para definirlo, pero una cosa es cierta, este movimiento ha logrado concretar una estética definida en estos primeros años de nacimiento como fenómeno mainstream y eso, indiscutiblemente repercute en una identidad.
Una identidad que no debe ser criminalizada, ya sea por imitación (poser) o identificación. Claro, habrá personas que les sea más fácil entenderlo que otras, pero eso dependerá de su historia de vida (contexto) y desde luego, su relación con el narcotráfico.
La moda toma principal importancia porque crea códigos de vestimenta, en especial el de los corridos tumbados, que elimina cualquier vestigio de la bota y el sombrero, para darle entrada al lujo con un estilo callejero (streetwear) que pareciera “fachoso” para alguien que no sepa de marcas, pero que para un experto, distinguirá lo que vale y lo que usa La doble P como: Louis Vuitton, Gucci, Burberry, Dsquared2 o Nike.
De hecho, el arquetipo de un “Alucín” parte de este estilo en un estándar promedio. Así, el flow demanda poder, por lo que dependerá de cómo quiere ser visto ese poder o empoderamiento, ya que si antes se pensaba que un mexicano en el campo no podría usar fácilmente algo Louis Vuitton, en el mundo del regional mexicano, esto es posible y más vale que se asimile.
En este sentido, las reacciones y comentarios clasistas, racistas, incluso pseudointelectuales de quienes no comulgan con el género, deben pensarse dos veces, pues es sólo música, lo cual no es motivo de criminalización sobre todo, hacia la juventud mexicana, pues más allá de utilizar los prejuicios como un argumento sólido, son el comienzo de un conflicto social a escala mayor.
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