La juventud, una etapa clave en la vida de cada ser humano, en la cual, ocurren casi todas las “primeras veces”: en el amor, trabajo, logros personales, económicos y donde se tiene la posibilidad de hacer y deshacer sin miedo alguno.
Por otra parte, en la moda, son los jóvenes los clientes clave de la industria, ya sea por influencias de la música, el arte o algún influencer/celebridad. Así, este sector es constantemente objeto de señalamientos por las generaciones mayores, cuestionando lo que hacen o no hacen; olvidando que alguna vez también fueron jóvenes; como una voz reprimida y celosa de la “libertad” que hoy se disfruta. En este sentido, es necesario entender que la juventud no se vive dos veces y como tal, debe ser disfrutada.
A mediados de los 50, iconos adolescentes como James Dean en “Rebeldes sin Causa”, expresaban toda una declaración cultural al vestir: cabello desordenado, jeans y camiseta blanca. Un look, ahora casual, pero que en su momento fue trascendental como medio de protesta e imposición de una juventud que buscaba expresarse de distintas formas y defendía sus ideales en cualquier espacio que encontraba.
Ya para los años 60, la juventud vivió un cambio histórico. Fue la primera vez que los jóvenes salían a las calles a exigir una mejor vida que la heredada después de la Segunda Guerra Mundial, empezaron abiertamente a expresar sus ideas y la llegada de la píldora anticonceptiva significó la gran liberación femenina para decidir sobre su cuerpo, cuestiones que se plasmaron también, en el uso de prendas “más reveladoras” como la minifalda.
En este sentido, en un proceso de buscar la propia identidad, podemos ver como los adolescentes recurren a la moda como primer paso para independizarse de sus padres, creando una distinción e imponiendo su visión y gusto por mínimo que sea.
“Depende de la clase social del adolescente, pero lo que si está claro es que el adolescente medio no compra lo que le dicen sus padres, sino lo que él quiere” afirma Paula Gárgoles, investigadora de comunicación en ISEM Fashion Business School-Universidad de Navarra.
“El 40,4% de los progenitores piensan que la industria textil influye negativamente en la autopercepción de los jóvenes”, menciona Gárgoles.
Movimientos culturales recientes como el Black Lives Matter, la despenalización del aborto en Latinoamérica, la dificultad económica del mundo que afecta a los sectores más pobres y la delincuencia, son factores que influyen en la forma de cómo se va construyendo una personalidad juvenil.
About en español ubica cinco ventajas, en las cuales, la moda ayuda a los jóvenes:
- Afianza la identidad (cómo quieren ir vestidos y peinados)
- Les hace participes de un grupo afín en el que puedan socializar fuera de la familia
- Explorar la creatividad, en este punto, bajo el contexto actual, lo vemos en las tendencias como el scruptural style,
- La adquisición de ropa de segunda mano, la auto confección siguiendo para seguir algún look del artista favorito.
- Tendencias que han surgido en Internet, evidenciando una vez más, que es al ambiente en donde actualmente todas las conversaciones surgen.
pero también es bueno reconocer, que el papel de la moda puede llegar a ser confundido, pasando a ser el villano de la historia cuando se convierte en una obsesión. Desde lo más sencillo, que es la falta de criterio hasta la frustración de no poder adquirir un producto caro, cuya solvencia es limitada por la dependencia económica.
Asimismo, la publicidad algunas veces no juega a favor de la presión que ejerce sobre este grupo de personas, ya que en los escenarios planteados, existe limitada representación realista, privilegiando solo el estilo de vida alto, “hot” y desenfrenado.
Con todo esto, la juventud tiene ese poder de cambar la forma en que las sociedades viven, es un “termómetro” del mundo que los rodea, con todo y los miedos, incertidumbre y alegrías.
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