En México, el termino “godinez” ha pasado de ser un concepto despectivo a uno más lúdico utilizado para definir el estilo de vida de muchos empleados, sobre todo del área de la Ciudad de México, y que ha acarreado todo un vocabulario textual y hasta visual en donde se incluyen verbos como “godinear”; elementos como el clásico tupper para los horarios de comida y hasta que sirven para identificar un tipo de vestimenta acorde a las actividades propias de la oficina.

Y aunque para algunos, la etiqueta es despectiva, la realidad es que es un término que habla solo de una forma de trabajo, que como todo, merece respeto y dentro de la cultura mexicana, atiende a un subtexto para retratar situaciones específicas dentro de la vida laboral.

En esta ocasión, volvemos a tomar referencias arquetípicas mexicanas y es turno de visualizar al “godín” desde la moda, un área que, si bien ha sido tocada en su contraparte femenina por las secretarias, en los hombres, su figura realmente tiene poca representación, siendo los trajes, camisas, pantalones de vestir, suéteres o jerseys, las prendas insignia. En general, prendas que se apeguen a un estilo “formal-casual” o totalmente “casual”.

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En este sentido, ¿qué pasaría si intentáramos incrementar las opciones al vestir? Claro, dependiendo de los códigos de vestimenta de cada espacio de trabajo, pues sabemos que en algunos espacios laborales, el uniforme es obligatorio, cuestión que podría limitar nuestra expresión de estilo, pero no impedirla; para hacer del “godín” de 2022, una figura fresca en cuando a moda.

La moda del godín

Si bien, la moda del “godín” tiene sus bases en lo que fuera el trabajo burgués o asalariado de inicios del siglo XX, cuando las oportunidades laborales comenzaron a centrarse más en la producción y en emplearse en otras actividades fuera del campo o el servicio en casas de adinerados, la vestimenta que rápidamente fue adoptada por los hombres fue aquella en donde se acudía a una forma menos adornada del traje de vestir y que los aristócratas usaban. Volviéndolos menos rígidos, prácticos y quedándose únicamente en lo esencial para demostrar formalidad.

Ya en los años 40, 50 y 60, los trajes se convirtieron en el básico de todo hombre que trabajaba en la ciudad; un modelo aspiracional de las grandes urbes, no solo europeas, sino también latinoamericanas, al que México no dudo en seguir dada a la política modernizadora de nuestro país en aquel entonces.

De ese tiempo a la actualidad, infinidad de cosas han cambiado, como los tipos de trabajo, sus condiciones, formas, etcétera, pero en cuanto a la moda masculina laboral, el avance realmente ha sido poco. Y aunque ha tenido variantes, no se puede comparar con su contraparte femenina, la cual ha pasado por grandes cambios a lo largo de la segunda mitad del siglo XXI, volviendo a la vestimenta, un arma necesaria de su libertad e independencia económica.

Si bien, los cambios más significativos dentro del ajuar masculino, han sido el ancho de las solapas, su forma, la estructura de los pantalones: de rectos a acampanados y ajustados, los colores chillantes de camisas y corbatas, es hasta hace poco tiempo (4 o 5 años) que, gracias a las facilidades de otras fuentes de empleo como el Home Office, el trabajo medido en asignaciones y no en horas o aquellos que comparten un espacio de Coworking, que ahora los caballeros de oficina, no necesariamente demandan un código estricto de vestimenta.

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Los “godinez” en 2022

Uno de los puntos a favor de aquellos jóvenes o incluso, adultos “godinez”, es que si se sienten cómodos y su empleo se los permite, pueden adaptar prendas básicas con giros diferentes que marquen una declaración de individualidad, como mezclar pantalones de vestir amplios con sneakers, camisas con accesorios o simplemente salir de la comunicación básica formal de negro, blanco y gris.

Asimismo, una pieza infalible para un buen look “godín” son los trajes. Estos poseen un plus especial, por significar una prenda clásica con un aire de elegancia, que te permite agregar algo propio del estilo personal y sin “pasar de moda”.

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Si algo claro tiene el outfit de “godín”, es la formalidad casual y con ello, las opciones son múltiples: desde un cómodo pantalón de vestir, gamuza o pana, hasta camisas de colores sólidos o pastel, combinado con blazers casuales. Además de prestar especial atención en el calzado; así, un buen par de calidad, que rindan para la jornada laboral, siempre será una excelente idea. Recuerda que una buena presentación radica, en su mayoría, de la calidad y estado de tus zapatos.

De esta manera, siempre es bueno recordar que la moda la designa aquel que la porta. Por mucho que haya opciones más relajadas o estilizadas, si estas no concuerdan con la personalidad, puesto, lugar de trabajo y sobre todo, la capacidad de crear un buen look, la realidad será totalmente distinta.

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