¿Un hombre puede llevar el color rosa?

Los hombres son raros. Por un momento aceptan que la sociedad está cambiando y repentinamente discuten por una banalidad tan sosa como el color de un jersey. Así es: la masculinidad hegemónica, dominada por hombres poderosos de ultraderecha, se ha encargado de que una inocente prenda de invierno sea un tema de debate nacional, en medio de crisis políticas que han deteriorado su propia reputación. 

A principios de este mes, un suéter navideño Fair Isle de J.Crew, en un inocente tono rosa, causó revuelo después de que la comentarista Juanita Broaddrick lo publicará en X con el comentario: “¿En serio? Hombres, ¿se pondrían este suéter de $168?” La reacción fanática no tardó en apoyarla con una rotunda negativa. “DEMONIOS NO. Soy un hombre, no gay, y no me vestiré como una Chica Dorada en un futuro próximo”, escribió uno. Tim Burchett, congresista republicano de Tennessee, remató diciendo que parecía “algo que una chica de hermandad usaría en los años 80”.

Curiosamente, la mayoría de detractores que se ofendieron … usan esta marca. Representa justo esa estética american preppy que tanto suelen vanagloriar. La vieja escuela que se había refugiado en el tradicionalismo aspiracional de este estilo, ahora se enfrenta con un choque estilístico que intenta liberar al hombre de su yugo.

Es muy tonto abrir esta conservación en un momento donde el rosa es insignificante en una mascunilidad cansada de su realidad. La inquietud que ha generado este debate es absurda: vivimos en un mundo que busca armonía y bienestar en el color. Es posible que el quiet luxury haya fomentado indiscriminadamente el uso de matices como sinónimo de sofisticación (valores tradicionales), pero esto va más allá.

Les guste o no, el rosa domina la moda. Los grandes diseñadores usan este color como un símbolo de revitalización y prosperidad. La contradicción radica en el que rosa pone en duda la hombría de machos frágiles ante una sociedad que ejerce su libre albedrío. Solo ellos tienen problema con este color … las mujeres visten el azul sin objeción alguna.

Esto pone en jaque los simbolismos que le hemos dado al color, y lo paradójico que resulta su uso indiscriminado al beneficio de unos cuantos que intentan dominar la percepción social.  Recordemos que este color ha estado presente en la vestimenta masculina desde los aristócratas del siglo XVIII hasta los dandys contemporáneos.

El discurso de que el rosa es “para girlies”es incoherente. Los jóvenes lo están adoptando como una “demostración de subversividad y cambio”. Claro, en ocasiones la masculinidad es contradictoria cuando se trata de abrirse a nuevas expectativas de género, pero es una oportunidad de mostrar individualidad, tal como lo han impulsado las estrellas de Hollywood con sus esmóquines y sneakers rosas. Incluso, el ídolo de los fifas, Lionel Messi, viste una camiseta rosa pastel del Inter de Miami.

El rosa es una opción predilecta: un básico vibrante. Más definido, empoderado e intenso, se vende increíblemente bien. Nadie debería temerle… ni siquiera es un problema que afecte la Navidad … o estúpidamente a un pueblo.