La casualidad siempre es una causalidad si lo visualizas desde la perspectiva correcta. Para mí, el Club del Hielo llegó en el momento más indicado, cuando la vida se veía poco nítida y enredada; el hielo apareció como un maestro de mano muy firme para ayudarme a encontrar las respuestas que necesitaba viendo hacia el interior.
La historia de la fundadora del Club del Hielo, Begoña García, inició también por una causalidad en un momento donde el panorama no pintaba del todo bien. Decidió adentrarse en el mundo de la terapia con frío hace muchos años atrás, en un viaje donde se reencontró a sí misma mientras perseguía a las orcas en su hábitat natural. Hoy, el Club del Hielo no es solo una experiencia física, sino un espacio para la reflexión, el autocuidado y el redescubrimiento personal.
Hoy, el Club del Hielo se erige sobre tres pilares fundamentales: respiración, inmersión al frío y enfoque. Estos elementos, combinados, han cambiado la vida de muchas personas, quienes han adoptado prácticas de bienestar que impulsan una vida más saludable y consciente.
La respiración consciente es el primer pilar en el Club del Hielo y constituye el inicio de toda la experiencia. Antes de la inmersión en hielo, se realiza un protocolo de respiración que dura aproximadamente 30 minutos. Esta técnica implica ejercicios de respiración profunda con distintos intervalos y ritmos, donde el cuerpo se somete a hiperventilaciones controladas y retenciones de aire. El objetivo principal es incrementar la tolerancia del cuerpo al CO2 y, al mismo tiempo, alcalinizar el pH de la sangre, lo que contribuye a desinflamar las células y limpiar los residuos bioquímicos que pueden provocar enfermedades.
Durante este protocolo, es normal experimentar sensaciones como mareo, hormigueo en manos y pies, o incluso calambres leves, ya que el cuerpo está reaccionando a la concentración de oxígeno y a la alcalinización. Begoña García explica que esta técnica de respiración, inspirada en el Método Wim Hof, también tiene efectos profundos a nivel emocional, pues puede desbloquear emociones retenidas al estimular la glándula pineal, también conocida como la “sede del alma”. Esto permite que muchos se conecten con sus sentimientos más profundos, logrando una experiencia catártica que los ayuda a liberar tensiones emocionales.
Para realizar esta respiración correctamente, los participantes aprenden a inhalar profundamente por la nariz y a utilizar el diafragma, expandiendo el abdomen para aprovechar al máximo la capacidad pulmonar. Este tipo de respiración ayuda a calmar la mente, permite una conexión más profunda con el propio cuerpo y prepara para la siguiente etapa del taller.
El segundo pilar del Club del Hielo es la inmersión al frío, una práctica que Begoña considera como un “reinicio” tanto físico como mental. Sumergirse en una tina de hielo no solo tiene beneficios para el cuerpo, sino que también actúa como un desafío que fortalece la voluntad y la capacidad de superar situaciones extremas.
Desde el punto de vista físico, las inmersiones en agua helada ayudan a reducir la inflamación, mejoran la circulación y aceleran la recuperación muscular. Estos beneficios son particularmente valorados por personas que buscan una mejoría en su salud física y en su rendimiento deportivo. Pero el poder del frío no se limita al cuerpo; tiene un profundo impacto en la mente. Al enfrentarse a un ambiente hostil, los participantes deben encontrar en sí mismos la resiliencia y el autocontrol necesarios para permanecer en calma. La inmersión en hielo se convierte así en una metáfora de la vida misma, donde los desafíos se enfrentan con valor y aceptación.
Con ayuda de respiraciones profundas tu cuerpo enfrenta los máximo 3 minutos que debes de estar inmerso en la tina, los cuales son los necesarios para que tu cuerpo pueda recibir los beneficios del agua fría; sin embargo los beneficios no se acaban aquí, como lo comenté al inicio de esta nota, el hielo fue un maestro y tal como lo dice durante el taller “La tina como en la vida” cada uno la enfrentamos de manera distinta; por lo que el hielo viene también a mostrarnos quienes somos y de qué forma enfrentamos las adversidades. Para mí en las dos ocasiones la tina me dio la hermos experiencia de hacer una reflexión profunda de autoconocimiento y reconocimiento y con ello la oportunidad de ver en qué puedo ser mejor.
El tercer pilar del Club del Hielo es el enfoque. Una mente enfocada y una actitud positiva son esenciales para enfrentar el desafío del frío. Para Begoña, el verdadero propósito de la inmersión en hielo es promover un cambio de mentalidad en las personas, ayudándolas a desarrollar una actitud de apertura y disposición ante la incomodidad y el cambio.
La exposición al frío no solo entrena el cuerpo, sino también la mente. Los participantes aprenden a abordar el miedo y la incomodidad desde una intención aprendizaje, cultivando una mentalidad de crecimiento y autoconfianza. Esta capacidad de enfoque y adaptación se vuelve aplicable a otros aspectos de la vida, ya que fomenta una actitud resiliente y flexible. Al cambiar la forma en que enfrentamos los desafíos, es posible superar barreras mentales y emocionales, logrando un mayor bienestar y equilibrio personal.
Ahora el baño de agua fría, es práctica que es parte del día a día de muchos miembros del Club del Hielo, y algo que Begoña fomenta y difunde cada vez más por todos los beneficios que trae consigo, es un claro ejemplo de cómo pequeños cambios pueden transformar la vida. Este ritual matutino o post-entrenamiento ayuda a activar el cuerpo, a mejorar la circulación y a preparar la mente para un día más productivo y lleno de energía.
Para muchos, los beneficios de las tinas de hielo y los baños de agua fría han trascendido el aspecto físico. Se trata de una herramienta de cuidado personal que los ayuda a enfrentar sus miedos, a mejorar su estado de ánimo y a generar un sentido de calma y satisfacción duradero. Por medio del Club del Hielo, hemos aprendido a aprender del frío como un espacio donde la práctica física se convierte también en una experiencia de transformación emocional y mental.
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