México es un país profundamente arraigado en su cultura popular, escenario de momentos que no solo paralizaron a la nación, sino que también definieron sus imaginarios sociales. A finales de los años 90, la televisión, y en particular las telenovelas, ejercían una influencia determinante en la construcción de valores y conductas, moldeando desde los ideales románticos hasta los conceptos de deseo.

En ese contexto, hablar abiertamente de sexualidad femenina era casi un tema prohibido, relegado a los márgenes de la conversación pública. Sin embargo, en 1999, un fenómeno sin precedentes irrumpió en la escena cultural mexicana: el espectáculo “Solo Para Mujeres”.
Ideado y producido por Alexis Ayala y Sergio Mayer, este show no solo sacudió los cimientos del entretenimiento nacional, sino que también abrió un espacio inédito para la expresión y la complicidad femenina. Tal como su nombre lo indicaba, las funciones eran exclusivas para mujeres, y la entrada a los hombres estaba estrictamente prohibida, a menos que se atrevieran a desafiar las normas sociales y asistieran disfrazados de mujer. Uno de los casos más recordados fue el de Eugenio Derbez, quien, impulsado por la curiosidad, cruzó esa frontera simbólica en una de las presentaciones.


De esta manera, “Solo Para Mujeres” se convirtió en mucho más que un espectáculo; fue un verdadero refugio de libertad y complicidad para sus asistentes, un espacio donde, por primera vez en la esfera pública, las mujeres pudieron explorar abiertamente temas de deseo, sensualidad y autonomía.
Veintiséis años después, este fenómeno vuelve a cobrar vida a través de la docuserie homónima, presentada en exclusiva por ViX. Esta producción ofrece una mirada profunda y reveladora sobre el impacto social y cultural de aquel controvertido espectáculo. Con acceso a material de archivo inédito de sus fundadores, entrevistas con quienes vivieron de cerca su auge, y un análisis crítico de su relevancia histórica, la docuserie se posiciona como un documento imprescindible para entender un capítulo clave en la transformación de las expresiones sociales en México.


Bajo la dirección de Liora Spitz, la creación de Santiago Mohar y la producción de Santiago Dosal y Alfonso de Angoitia, la serie cuenta además con la producción ejecutiva de Darío Yazbek, Sergio Mayer y Alexis Ayala, reuniendo así a los protagonistas y testigos directos de este fenómeno sin precedentes.
Más que un espectáculo, “Solo Para Mujeres” fue y sigue siendo un símbolo de ruptura, un escenario donde la libertad femenina encontró, por primera vez, un espacio propio bajo los reflectores.
En una conversación, Darío Yazbek se adentra en el detrás de la idea que dio vida a la docuserie Solo Para Mujeres. Durante el encuentro, Darío compartió cómo este proyecto no solo busca narrar un fenómeno del entretenimiento, sino también abrir un espacio de reflexión sobre los problemas sociales que marcaron su contexto.

JP: ¿Cómo surgió la idea de hacer este documental?
D: Estábamos filmando “No voy a pedirle a nadie que me crea” en Barcelona, Alexis Ayala y yo, y durante un descanso de dos horas a la hora de la comida, surgió el tema de Solo Para Mujeres. La verdad es que apenas sabía algo sobre el show; solo tenía en mente que Sergio Mayer y Alexis habían estado involucrados, pero desconocía por completo la magnitud de lo que fue. Por pura curiosidad, le pregunté a Alexis: “¿Oye, qué tal era eso?” Y él me respondió: “¿Sabes lo que es pararte frente a 20,000 mujeres y que con solo mover un dedo todas griten?” Yo, obviamente, le dije que no. Y entonces me soltó: “¿Sabes a qué huele el deseo?” Esa frase se me quedó grabada. En ese momento, algo en mi cabeza se encendió y pensé: “Esto es algo grande, aquí hay una historia que contar.”


Justo en ese tiempo, Santiago Mohar y yo habíamos hablado de hacer algo inspirado en el universo de The Full Monty, porque me encanta esa película, es de mis favoritas. Fue entonces que Alexis me contó que precisamente viendo The Full Monty se le ocurrió la idea de Solo Para Mujeres. Al terminar esa conversación, llamé a Santiago y le dije: “Esto podría ser muy interesante.”
Pasaron algunos meses, estuve ocupado en otros proyectos, y no fue hasta marzo de 2023 que, con un poco más de tiempo libre, me senté con Santiago y le recordé aquella charla. Contactamos a Alexis, lo invitamos a cenar y, en abril de ese año, nos reunimos Alexis, Santiago y yo. Ahí fue donde realmente nació la idea de hacer este documental, porque además ya sabíamos que existía un archivo impresionante, material inédito que es oro puro para contar esta historia como se merece.


JP: En un lenguaje actual, ¿cómo se cuenta la historia de Solo Para Mujeres?
D: Eso es lo más interesante. Cuando Alexis empezó a contarnos los orígenes, descubrimos que hasta el nombre viene de The Full Monty. Nos relató cómo conoció a Sergio Mayer, cómo surgió su amistad y cómo juntos construyeron este proyecto. La intención original siempre fue crear un espacio seguro para las mujeres, donde pudieran disfrutar del show sin sentirse juzgadas bajo la mirada masculina.
En México, no se puede legalmente restringir la entrada a nadie, así que decidieron permitir que los hombres entraran, pero solo si iban vestidos de mujer. Esto resignificaba, de alguna manera, la masculinidad en ese contexto, y permitía crear un ambiente de libertad y complicidad.

Contar esta historia hoy es también abrir una conversación sobre cómo han cambiado (o no) las percepciones sobre el deseo, la sexualidad y la libertad. Desde la nostalgia, es interesante entender el fenómeno cultural que fue este espectáculo, un México de telenovelas y de un clima social muy distinto al actual. Lo curioso es que mucha gente de mi generación no sabe realmente qué tan grande fue este fenómeno. Era un tema conocido por todos, aunque no todos asistieran: “Yo no fui, mi mamá tampoco, pero claro que sabía que existía.”
Ese México parecía, de alguna forma, más libre en ciertos aspectos. Hoy sería difícil imaginar algo así ocurriendo sin polémicas o censuras.


JP: ¿Cómo crees que hoy en día negociamos con la vergüenza?
D: Es complicado. Hoy, todo el mundo vive expuesto en redes sociales; la vergüenza se negocia en cada publicación. Mis tías tienen Instagram, mi mamá por suerte no, pero de pronto recibo comentarios como: “Vi lo que subiste.”
Hay una lucha constante entre querer mostrarse auténtico, no parecer que uno busca atención como un influencer, pero al mismo tiempo saber que, si no tienes seguidores, simplemente no te contratan. Es un equilibrio muy extraño, sobre todo en la industria del cine.


Creo que ahora vivimos más pendientes de no caer en lo que se llama cringe, de no ser vistos como ridículos o fuera de lugar. La Generación Z, por ejemplo, vive con más paranoia; tienen Instagram, pero apenas publican, a diferencia de los millennials, que son más abiertos.
Yo he tratado de manejarlo mostrando mi día a día de una forma más honesta, más humana, sin pretensiones. Porque es fácil dejarse llevar por lo que uno querría ser, pero es importante saber poner límites. Al final, los actores también somos juzgados por las figuras públicas que proyectamos, y es clave recordar que esa no es toda nuestra identidad.

JP: ¿Qué esperas que el público piense o sienta al ver Solo Para Mujeres?
D: Cuando se lo mostramos por primera vez a Alexis, se volteó emocionado y dijo: “Hicimos algo histórico.” Y en ese momento supe que lo habíamos hecho bien. Este documental no solo busca contar la historia de un espectáculo, sino también invitar a reflexionar sobre el país que fuimos y la sociedad que somos hoy. Habla de política, de cultura pop, de las libertades y de las censuras, tanto de antes como de ahora. Hoy existe una especie de autocensura impulsada por la exposición digital. Hay miedo a expresar ciertas ideas, a mostrar ciertos comportamientos, porque todo se graba, todo se comparte. Antes, la censura venía de las instituciones o de los medios; ahora es la misma sociedad digital la que establece esos límites morales.


Solo Para Mujeres abre la conversación sobre dónde se encuentran hoy el deseo, la sexualidad y la libertad en nuestra sociedad. Nos invita a preguntarnos si aún hay espacio para vivir esas experiencias sin miedo, sin juicios, y sobre todo, sin autocensura.
En esta historia: Alexis Ayala, Darío Yazbek y Sergio Mayer fotografiados por Ricardo Ramos, Grooming Alexis y Sergio: Londono, Grooming Dario: Davo Sthebane, Coordinación de moda: Rebeca Mora, Realización: Juan Pablo Jim e Iván Estuardo.
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