Oficialmente, el clavadista británico Tom Daley, ha decidido retirarse.
Ganador de la medalla olímpica en Tokio 2020, ha confirmado en una entrevista, su decisión de abandonar las competencias olímpicas, tras concluir sus emblemáticos y proteicos actos en la veraniega edición parisina. La presión y el nerviosismo de enfrentarte a un lamentable adiós, no impidió a Tom, celebrar una última emotiva inmersión. Plenamente, tal decisión llegaría en algún momento y es correcta en tomarla.
Daley, fue mundialmente reconocido, no solo por sus inescrutables clavados, más bien, su amor por la relajación y concentración, dominando la ansiedad mediante la inocente lindura de sus tejidos. La aguja y el estambre, fueron sus herramientas claves para conseguir una victoriosa tranquilidad, empapada en sus saltos y aplaudido por su madre Debbie, su pareja Lance y sus adorables hijos. Su reposada afición, lo llevó a crear ‘Made with Love’, una línea de ropa y accesorios centrada en el tejido, que ha producido inquietantes piezas como un bolsa en forma de croissant (sugerimos a Jonathan Anderson contratarlo para fascinarse con bolsos altamente surrealistas de andar). Meramente, su constante actividad en redes, consigue un sincero favoritismo, debido a su optimista autenticidad. Él luce cómodo en aquella juguetona piel.
Una de sus más significativas luchas, es la representación de la comunidad LGTBIQ + en el ámbito deportivo. Esta complacido de que más atletas se declaren, plasmando una satisfacción colectiva y acentuando las responsabilidades y la magnitud emocional que conlleva. La hereronormativa reinante es sumisa y obligada a respetar a todos por igual y no intimidar a los jóvenes ansiosos de conseguir una gloria dorada.
Nacido en Plymouth, Gran Bretaña, ha vivido en el agua desde su infancia. Con tan solo 14 años, logró adentrarse en los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008. En Londres 2016, consiguió ganar una medalla de bronce. En Tokio 2020, obtuvo una merecida y luchada medalla de oro.
Tom ya había dilucidado alejarse en Tokio, pero volvió en sus quintos juegos, ya que uno de sus dos hijos, le pidió verlo saltar en la imponente plataforma. Asimismo, el frenesí de continuar ha sido rematado y desaparece, tranquilamente. Su inesperado salto es penetrar en la ondulante piscina del mundo de la moda y quizás estar de frente ante una cámara. Al mudarse a Los Ángeles, se propuso inscribirse a un curso en Fashion Institute of Design and Merchandising (FIDM). Necesita alcanzar un nivel más delicado y sensible en su negocio, que refine la fabricación de sus afables creaciones.
El ajustado recalibramiento será un divertido y merecido cambio a la vida de Tom Daley. Un extraordinario legado ha conseguido y perseverado en las silenciosas aguas que aluden una persistencia satisfactoria. El futuro le depara genuinos ilimitados hilos de estabilidad y felicidad.
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