Aquí en BadHombre podremos pregonar que la moda está muerta, que el streetstyle más aún, pero nada como José María de Tavira para hacernos sonar instantáneamente obsoletos con su forma de vida: está en proceso de vivir en un rancho y cultiva jitomates desde hace años. José María trasciende nuestros conceptos de este número con la más delicada autonomía llegando al shoot en jeans, sudadera, una taza para beber yerba mate -el verdadero gran accesorio de esta historia y una muy profesional petición: que no le hagamos nada a su barba. Deal.
Desde la concepción de la idea para estas fotos sabíamos que queríamos looks discretos, sin color y muchas joyas. Uno del equipo de la producción pensó que los tres señores de seguridad que invadían nuestro pequeño set con instrucciones de nunca salir -para cuidar de cuatro pulseras y un anillo- venían a resguardar a Chema pero nada más alejado de la realidad del sujeto más relajado y ajeno a la parafernalia del espectáculo. Unos días después de las fotos nos reunimos nuevamente para hablar de trabajo, el rancho, los jesuitas y las nominaciones al Óscar que se habían anunciado por la mañana.
Derecha: polo de Comme des Garçons Play en Silver Deer Polanco, reloj de Tiffany & Co.
“Yo sí creo en los signos, pero a posteriori: no es que tú nazcas Géminis y ya seas de tal forma, sino que creces y te van induciendo las características. En eso sí creo. No creo de ninguna manera en el zodiaco, pero soy un Libra clavado porque así me hice”. La pregunta inicial era sobre si Chema era lo suficientemente esotérico como para creer que su destino estaba echado en el teatro (antes de corregirme que su carrera ha sido más prolífica frente a las cámaras que en las tablas, but still…)
“No había mucho para dónde hacerse y no lo digo solamente por mi propia historia, sino por la de mis hermanos. Mi hermano mayor es director y productor y mi hermano menor es actor y su media hermana es directora y somos los que nos tocó en esa generación, más otros amigos, todos terminamos haciendo lo mismo. Hubiera sido muy raro si alguno de nosotros fuera dentista, pero todos estamos en lo mismo. Supongo que no teníamos de otra”.
Le pregunto a Chema si el teatro es más como su casa u oficina, o su trabajo o su esposa y me interrumpe diciendo: “Es como el templo, es el lugar sagrado donde se entra a través del amor, del sacrificio, de la disciplina, de la exigencia, la búsqueda por la calidad; es el lugar donde si no eres sincero se te ve. Es el lugar donde no vas a engañar a nadie”. Le pregunto si en ese templo se venera a un dios y si ese dios es castigador, a la Viejo Testamento. “No, de ninguna manera. No todos los templos tienen que estar arraigados en nuestra idea judeocristiana de las deidades. Hay unas, que si bien no existen, pues sirven de algo y ayudan a pintar mejor la realidad”.
Cuello de tortuga de Calvin Klein, pulseras y anillo de Cartier
¿Y cómo cambia la relación con el teatro en todos los años? “Yo no fui niño actor, realmente. Yo no actuaba en el teatro, sólo estaba ahí. Sí salí de niño como en tres obras, pero realmente estaba esperando a mi papá o a mi mamá porque no me podían dejar en la casa. No había otra manera de convivir con mis papás que estar en el teatro. El cambio tuvo que haber sido que no estudié en México. A pesar de tener esta familia que se dedica al teatro, mi papá teniendo su propia escuela, yo decidí que me iba a estudiar fuera de México para ver si mi relación con el teatro era mía o nada más una cosa heredada. Estudié en Inglaterra y me dejaron ganas de hacer teatro en general y más bien me dediqué al cine y ya poco a poco he ido regresando a él. No tengo más de cinco puestas en escena en el teatro; no tengo una carrera profesional en el teatro. Tengo una vida en el teatro, pero ese es otro asunto”.
Izquierda: cuello de tortuga y botines de Calvin Klein, overshirt de Maison Margiela y pantalones de Acne, en Silver Deer Polanco
El día de las fotos, Chema nos contaba de un nuevo proyecto (el shock: es teatro) que involucraba algo sobre sinología (explicado en un video pronto en nuestras redes) y le pido que nos lo cuente, ampliado antes de hablar de la conexión a la tierra:
“Resulta que hay un sacerdote jesuita que es un creador de instituciones, universidades, fue rector de la Ibero, una persona prominente en muchos sentidos y en las últimas luces de su vida le entró una pasión por el teatro y llevar a escena el espíritu de los jesuitas; entonces por ahí del bicentenario mi jefe hizo una obra de teatro sobre la expulsión de los jesuitas de América en 1767 y mi papá me llamó a actuar con él y estuve en esa obra. Luego, al mismo productor se le ocurrió hacer una obra sobre un jesuita francés geólogo, paleontólogo, explorador extraordinario y mi jefe y otro escritor y yo escribimos la obra que se llamó “El corazón de la materia” hace un par de años y luego la montamos de nuevo el año pasado y nos fue pafrísimo y ahorita estamos en lo que yo llamo “Jesuitas III” y esta se trata sobre un jesuita misionero que se fue a China en 1580, por ahí, y fue el primer europeo en entrar dentro de la cultura china y aprender chino, a traducirlo, introducir las matemáticas griegas en china… un tipo genial, entonces estamos escribiendo la historia sobre ese cuate”.
Moviéndonos al tema cine, recuerdo que cuando iba a la prepa ocurrieron dos fenómenos que involucraban a José María muy directamente: mis compañeras lo amaban de Cansada de besar sapos y luego Puebla se convirtió en el set de Arráncame la vida, la versión cinematográfica de la novelista más famosa de mi ciudad natal. Le cuento a Chema esto y, como es costumbre en mis entrevistas, obtengo risas como respuesta. Hora de hablar de la tierra.
El mismo día de las fotos, Chema nos contaba que estaba por irse a vivir a un rancho en las montañas veracruzanas y, regresando sobre mis pasos a la grande pensadora de la moda, Miuccia Prada, que habla sobre la decoración de la ropa debajo de la cintura para ligarla con la reproducción, el sexo y la tierra, recuerdo que, de la misma manera, liga el teatro con los mismos conceptos. Chema lo lleva un paso más lejos -o mil- con su propia conexión a la tierra y sus propósitos:
“Siento que estoy buscando desesperadamente esa conexión con la tierra. Soy de villa Coapa, un lugar muy urbano y me encanta la biología y la evolución y la historia de los homínidos y las piedras, etcéteras y encuentro que no estoy diseñado para vivir así como vivimos los seres humanos en el siglo XXI. El cuerpo reacciona de las maneras en que reacciona porque estamos viviendo fuera de contexto, eso genera el estrés y depresión; es maravilloso llegar y ser partícipe de todas las ventajas de ser un humano de este siglo, pero hay algo que no es acorde con mi propia naturaleza. Tengo que estar en contacto con la tierra y mi propia naturaleza en ella, con los árboles y los espacios abiertos y los fríos y ese tipo de cosas. Creo que todo empezó de casualidad con el jitomate porque empecé a cultivarlo. Desde aquí en la san José Insurgentes produzco jitomates de la más alta calidad. Pausa para la incredulidad y sorpresa de que algo que debería ser tan inherente al hombre brinque tanto en este concepto. Eso empezó hace como ocho ó 10 años con un amigo con el que me clavé por la jardinería un tiempo, así nomás, por hacer algo en las tardes y de ahí en adelante me enamoré del jitomate. Como de mis propios jitomates y, cuando me va bien, voy al Mercado de san Juan con mi huacal lleno y les cambio verduras por jitomates”.
Aquí es donde la conversación entre los cuatro involucrados empieza a desviarse hablando de cultivos caseros y si la lechuga no “agarra” tanto caseramente, pero antes de parar el audio Chema hace el mejor-peor chiste del día: “Entre el teatro y jitomates… si a mí me dan jitomatazos en el escenario, los recibiría con orgullo”.
No les estamos dando ideas.