Si estás en tus veintes tardíos, treintas o incluso en tus cuarentas o cincuentas, sabes que la piel cambia. Ya no se ve ni se siente como a los 20. Los poros se ven más, las líneas de expresión comienzan a marcar territorio, y los brotes. Por eso, cuando comencé a utilizar CryoGlow de Shark, no pensé que con luz LED pudiera cambiar tanto la historia de mi piel. Pero lo hizo y te cuento como me fue.
Cuando comencé a usar CryoGlow, tenía varias preocupaciones con mi piel: rojeces constantes, poros dilatados, un brillo facial que me hacía sentir como una bola de discoteca a mediodía, y manchas de acné que parecían decididas a quedarse conmigo para siempre. Además, la textura de mi rostro áspera, irregular, nada uniforme.
Tienes que saber que la constancia es la clave de los resultados, pero la primera semana noté algo que me sorprendió: mis rojeces comenzaron a disminuir. Usaba el dispositivo diario, durante sesiones cortas de luz LED azul y roja conforme a la función precargada Piel limpia y radiante , acompañadas de una sensación refrescante gracias a su tecnología criogénica. En apenas unos días, mi piel se sentía menos irritada. Y hacia el final de la segunda semana, los poros comenzaron a verse más cerrados y menos visibles. No fue un cambio drástico de la noche a la mañana, pero sí constante y progresivo. Lo suficiente como para seguir confiando en el proceso.
Las semanas siguientes fueron las más notorias. Del tercer a la quinta semana de uso, mi piel comenzó a estabilizarse. Ese brillo excesivo en la zona T se volvió algo normal y no descontrolado, y mi piel empezó a tener un aspecto mucho más equilibrado.
Pero lo que realmente me impresionó fue cómo CryoGlow en conjunto con mis tratamientos de skincare,comenzó a atenuar las manchas de acné que tenía en las mejillas y en la barbilla. Esas pequeñas marcas oscuras que siempre me obligaban a usar corrector, empezaron a difuminarse lentamente. Y lo mejor: la textura. Esa piel granulada, con pequeños bultitos y zonas ásperas que ni los exfoliantes solucionaban, comenzó a desaparecer. Cada vez que pasaba mis dedos por la cara, sentía una superficie más lisa, uniforme y saludable.
Otro punto clave, desde que empecé a usar la máscara diariamente, no me han salido nuevos brotes. Para quienes tenemos una piel propensa al acné, esta es una victoria inmensa. No es que la piel esté perfecta (todavía), pero sí está mucho más tranquila y en equilibrio.
Hasta aquí, todo suena como un gran avance. Pero con el uso continuo ya casi cumplo el primer mes, empecé a notar un efecto que no esperaba tan pronto, la firmeza de la piel también mejoró. No de forma artificial, ni como si me hubiera aplicado algún producto pesado o invasivo. Es como si mi piel estuviera más tonificada naturalmente, con más soporte.
Y lo que más me sorprendió: las líneas de expresión alrededor de mis ojos. No voy a decir que desaparecieron por completo, pero sí se ven más suaves, menos profundas y menos marcadas. Incluso cuando sonrío, la piel ya no se pliega igual. Es un detalle pequeño, pero suma mucho al conjunto del rostro.
La clave de la eficacia de este producto está en su combinación de tecnologías: luz LED (azul y roja), frío controlado y vibración sónica. La luz LED roja estimula la producción de colágeno, ayudando a mejorar la elasticidad y reducir líneas de expresión. La azul combate las bacterias del acné, desinflama y equilibra. Y el frío, por su parte, cierra los poros, tonifica, reduce la hinchazón y mejora la circulación. Todo esto, en conjunto, es como una sesión de spa en casa en menos de 10 minutos.
Además, es portátil, fácil de usar, y no necesitas ningún tipo de producto adicional para que funcione, de hecho te la tienes que poner con el rostro limpio y seco. Obviamente una vez terminada tu rutina, debes acompañarlo con tu rutina de skincare habitual, sobretodo se recomienda que utilices productos enfocados en la hidratación, así que la unión hace la fuerza.
Así que si estás buscando algo que revitalice tu rostro, equilibre tu piel, suavice líneas, reduzca brotes y, sobre todo, te devuelva una textura más sana y uniforme, dale una oportunidad a la magia de la luz LED. Yo lo hice con CryoGlow de Shark, y no hay vuelta atrás.
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