Las revistas están out. El streaming está in. La netflix-ificación de lo que vestimos.

¿Cuándo fue la última vez que abriste una revista?, ¿esta semana?, ¿hace un mes?, ¿ya no lo recuerdas?… Y ¿cuándo fue la última vez que viste un programa en un servicio de streaming?, ¿tal vez hoy mientras desayunabas?

Camiseta inspirada en el show Stranger Things. Louis Vuitton Primavera/Verano 2018.

Hace un par de décadas, revistas como Vogue o Vanity Fair (y sus editores tras ellas) actuaban como verdaderos editores de la cultura y el estilo. Estar en las páginas de una publicación prestigiosa podía consolidar el éxito de una actriz, actor, escritor o incluso, figura política. Cuando un editor era capaz de captar el momento cultural o zeitgeist en las páginas de su revista, los lectores no tenían otra opción más que voltear. Las relaciones publicitarias de las revistas con anunciantes eran multimillonarias. Las revistas eran verdaderas biblias de estilo, con poder financiero detrás de ellas. Todo esto, en la era previa al streaming.

Muchos años, una revolución digital en la industria de los medios y una pandemia después, el alcance de las revista –y sus ingresos– se han disuelto poco a poco .

Bridgerton, show de época visto por 82 millones de hogares a las 4 semanas de su estreno, acorde a Netflix. Periodo en el que también desató la tendencia “Regencycore”

Así como su influencia sobre lo que usamos. Las revistas están out y los shows de streaming están in.

En 2020, Netflix añadió 37 millones de suscriptores (aproximadamente 100 mil nuevos suscriptores por día), rompiendo su propio récord de socios ganados en un año. Acorde a Carlos Fernández de Lara de Forbes México, la compañía de streaming afirmó en un comunicado a inversionistas: “Además de títulos con gran audiencia, también aspiramos a tener hits que se conviertan en parte de la cultura zeitgeist. Sólo en 2020, tuvimos Tiger King, Bridgerton y The Queen’s Gambit”. 

Solo Bridgerton fue visto por 82 millones de hogares a las cuatro semanas de su estreno. En esas mismas semanas, Lyst, una plataforma global de búsqueda de artículos de moda de lujo, afirma que la búsqueda de “corsets” aumentó un 123%, la búsqueda de vestidos de corte imperio un 93% y la de accesorios de perlas y plumas para el cabello un 49%.

La misma plataforma afirma que, durante el mes de lanzamiento del controversial documental, Tiger King, las búsquedas de prendas con estampado de de tigre, cebra y leopardo, crecieron más de tres veces.

En México, el estilo de Diego Boneta como Luis Miguel ha despertado un aumento en la búsqueda del término “camisa Versace”, la cual alcanzó su mayor punto de interés el día en que Netflix Latinoamérica compartió una imagen del actor con la camisa estampada. La plataforma Ubersuggest señala que el interés en las búsquedas por el término, se han mantenido constantes desde el anuncio de la segunda temporada.

Diego Boneta como Luis Miguel, compartido el día 24 de febrero (izq.) Google trends indica que el interés por el término “camisa versace” alcanzó su punto máximo ese día (superior der.) y Ubersuggest señala que el interés por el término se ha mantenido mes con mes (Inferior der.)

Tim Mligan, analista de medios y vicepresidente de MIDiA Research, señala que la penetración de la tecnología y los servicios de video bajo demanda, han hecho que vivamos en una era de “cultura fragmentada”, donde vemos, escuchamos y consumimos el contenido que queremos, cuando queremos.

Tina Brown, quien fuera la editora de Vanity Fair de 1984 a 1992, escribía en 1989: “Cuanto más fragmentados nos volvemos como cultura, más nos mantienen unidos los medios”, la legendaria figura editorial creía que las revistas eran una especie de “pegamento social”, afirmando que “cada vez tenemos menos en común como pueblo, pero todos vemos los mismos programas de televisión y las mismas películas”.

Al menos, hasta antes del dominio de servicios de streaming.

Las revistas funcionaban como árbitros de estilo en una era en la que solo podíamos ver lo que estaba programado en la TV, las películas que estaban en cartelera, los shows que estaban en la radio… eran el escaparate para las audiencias homogeneizadas, las que en su mayoría, consumían los mismo productos culturales”.

Lilly Collins en un bucket hat de la marca Kangol, uno de sus básicos de armario. Durante las dos semanas posteriores al estreno del show las búsquedas de “bucket hat” aumentaron en 342% en Lyst.

Hoy, en la era del contenido bajo demanda, los árbitros de estilo son los shows que se vuelven culturalmente relevantes, como Emily in Paris, que creó el “Emily effect”, aumentando las búsquedas de todo lo que la protagonista usaba e incluso, agotando productos como el bolso Aldo, que utiliza la protagonista en el episodio de estreno. 

Jodie Comer en un vestido Molly Goddard para la serie Killing Eve (izq). Anya Taylor – Joy en un abrigo Miu Miu para su papel en The Queen’s Gambit. Laura Dern en un vestido Roland Mouret para Big Little Lies (der.)

Las líneas entre moda, entretenimiento y espectadores se borran aún más con los diseñadores de vestuario, diseñando el guardarropa de los personajes con piezas de diseñadores emergentes y en ocasiones, de temporadas actuales, facilitando literalmente comprar lo que vemos en nuestra pantalla.

Otro factor decisivo fue el freno a las alfombras rojas y al street style que la pandemia puso durante el 2020, dejando la arena libre para los shows como el espacio en donde obtenemos nuestro style inspo.

Y esto no se detiene aquí. El futuro de la moda en las pantallas se ve prometedor con dos series renombradas por su diseño de vestuario, siendo traídas de vuelta: Gossip Girl y Sex and the City.

¿Quieres saber cuál será la siguiente gran tendencia? Cierra las revistas y abre Netflix.

 

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