¿Por qué el aceite de coco no debes aplicarlo ni en tu cara ni pelo?
Si eres un veterano en el skincare bien sabes que ninguna receta casera es 100% segura para cualquier tipo de piel. Muchas -o en su mayoría- de estas formas “naturales” para mantener el rostro óptimo resultan perjudiciales y no cuentan con estudios previos ni con pruebas profesionales que garanticen su efectividad.
Por ejemplo, existen miles de entradas en blogs y videos en YouTube sobre tratamientos naturales que son presentados como remedios milagrosos: limón para aclarar el tono de la piel, yogurt y miel para una textura más tersa, áloe para eliminar cicatrices y manchas, entre muchas otras. Todos estos remedios no cuentan con ningún proceso dermatológico que avalen sus bondades, al contrario. Por ejemplo, estudios aseguran que el limón es fotosensible y crea híper pigmentación al contacto con la luz. El áloe contiene yodo que genera manchas rosáceas en pieles sensibles y el yogurt con miel no se absorbe del todo bien gracias a sus moléculas demasiado grandes. Hace unos días en redes sociales se viralizó un post que evidencia muy bien esta situación y rompe con el mito que existe detrás de un ingrediente bastante polémico, el aceite de coco.

Foto: Alejandro de María
Ya sea en mascarilla para el cabello, como crema desmaquillante, tratamiento antigrasa o hidratante facial, este producto era demasiado popular hace unos años y se pensaba que era el santo grial del skincare. (Además de ser recomendado por influencers y fanáticos del cuidado personal que aseguraban haber tenido una buena experiencia al usar dicho aceite en su cara, cabello e incluso en el cuerpo)
Pero nada más lejano a la realidad que eso, pues el aceite de coco ocupa el primer lugar en la escala comedogénica por delante de la manteca de cacao, las fragancias y el aceite de maíz. Pero ¿qué pasa si desconozco esta pequeña -pero importante- información y uso aceite en mi rutina? Fácil: en cualquier tipo de piel se aumenta el proceso de creación de sebo, se tapan los poros y aumenta la aparición de granos, espinillas y comedones.

Foto: Alejandro de María
Quienes han realizado esta “tendencia” aseguran haber tenido resultados positivos a corto plazo, además de un cutis hidratado y con apariencia suave. Lo que no saben es que esa sensación de pseudo hidratación se debe a que la molécula del aceite es demasiado grande -más que los poros- y no se absorbe del todo. Son los restos de aceite lo que hacen ver la piel hidratada y con textura tersa. Estos restos se quedan en la primer capa de la piel y a lo largo del día se acumulan en los poros, lo que genera un tapón que bloquea la respiración celular y aumenta la aparición de brotes acneicos.
Además que, químicamente hablando, la molécula del aceite y del agua son totalmente incompatibles. Al tener grandes cantidades de aceite en la cara, el agua no se absorbe correctamente, lo que genera resequedad y deshidratación.

Foto: Alejandro de María
En el cabello sucede algo similar: la molécula es tan pesada que no deja absorber los aceites naturales que son generados por el cuero cabelludo y aumenta la posibilidad de ser diagnosticado con dermatitis seborreica y/o alopecia prematura. Si usas aceite de coco en tu rutina lo ideal es eliminarlo por completo para evitar daños a largo plazo. Es importante saber que ningún ingrediente de cocina debe usarse en la cara ya que su nivel de PH es distinto al de la piel y puede alterarlo al grado de generar lesiones cutáneas irreparables.
Lo mejor es visitar un dermatólogo para crear una rutina que beneficie el cutis y no cause estragos que pueden ser dañinos para la salud del órgano vital más grande del cuerpo.



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