Fotografías por Carlos Didjazaá para BADHOMBRE Mag
Después de dos años sin presentarse, CEREMONIA revivió estrenando locación: el Parque Bicentenario. Alrededor de 35 mil personas asistieron para ir a ver a sus artistas favoritos y presumir sus mejores looks.
Este festival fue declarado como el funeral de los skinny jeans, lo que más se vio fueron pantalones anchos de todos los materiales y cortes imaginables: Cargo, de punto, mezclilla, acampanados, látex… shorts y bermudas, igualmente anchas, acompañadas de gorra y lentes de sol (lógico, considerando el calor que hacía en el festival). Hubo pocos sombreros. Pero lo que dominó los escenarios, fue la gorra. No obstante, pudimos a ver algunas personas usando una pañoleta amarrada en la cabeza a lo Gucci, sin importar su género. Lo mismo pasó con las faldas, que cada vez son más comunes en el guardarropa masculino, pues se han ido integrando como una opción más para ellos, sin importar su largo.
Por otro lado, las tendencias en bolsas, son difíciles de discernir. El festival fue claro al comunicar que solo dejarían pasar bolsos que no excedieran los 30x30cm, por lo que, naturalmente, hubo gran presencia de mini mochilas, morrales y bolsos de mano pequeños.
Por su parte, el top de malla con estampado fue una de las tendencias más vistas en esta edición, así como los vestidos del mismo material, la mayoría jugando con el efecto trompe l’oeil y aprovechando su cercanía al cuerpo. El crop top en todas sus variantes, incluyendo los tejidos en punto, se disputaban la plaza con las camisetas oversize que siguen estando de moda. Hubo muy pocas prendas cortadas con un fit normal.
Respecto a los colores, dominaron los tonos cálidos y brillantes, pero el negro sigue teniendo su lugar en un sector muy específico. Resultó divertido, incluso, notar que fue el color predominante en el escenario de Traición.
En cuestión de calzado, las suelas anchas siguen muy presentes. Pudimos encontrarlas en: Tenis, botas, sandalias, zapatos, zuecos, etcétera. Aunque por increíble que parezca, varios asistentes llevaron zapatos de tacón alto, ancho y plataforma.
En resumen, fue común la ropa vistosa y llamativa, independientemente del color, una cuestión coherente con la situación actual en la que sus asistentes empiezan a salir después dos años enclaustrados, pero con dos relaciones muy distintas respecto a la silueta, unos van tan ajustados como se pueda, enfundados en distintas telas stretch, que sí o sí se pegan al cuerpo y los otros van en prendas amplísimas de algodón, que esconden la figura o la sustituyen completamente con alguna forma caprichosa, si la prenda tiene un diseño extraño.
Todo apunta a que la situación de la moda seguirá así, al menos un par de años, como una manera de compensar el tiempo perdido que duraron sin ser vistos debido a la cuarentena.
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