Como todo buen amante de la moda, resulta fatídico en ocasiones no asistir a algún fashion show (peor aún si eres editor). Pero en la era de la virtualidad, lo que antes era imposible, ahora es un sueño hecho realidad … aunque un poco chusco y muy rentable. Eso sí: estamos pendientes de las transmisiones en vivo y no dudamos en reservar ese tiempo en la agenda. Esta temporada spring/summer 2026, los ojos están puestos en la capital francesa y el estado de ánimo es diferente.
Repentinamente, la experiencia de ver un desfile en tu celular se ha convertido en un asunto colectivo. “La Watchparty”–– así la bautizó el influencer Lyas (@ly.as)–– un concepto que nació en París durante el debut de Jonathan Anderson en Dior. Un pequeño bar llamado Saint-Denis, para cientos que no fueron invitados, donde Lyas proyectó el show en un televisor que literalmente llevó de su casa, armó asientos improvisados y lo compartió con cientos que no tenían invitación, pero sí una emoción febril por la moda. Para su sorpresa, acudieron casi 300 personas.
Mientras los críticos de BadHombre seguimos cubriendo los desfiles en reviews escritas, otros han visto la semana de la moda la oportunidad de organizar tales eventos para discutir ideas random con desconocidos y vivir la euforia juntos. ¿El origen? A principios del verano de 2025, esta idea surgió gracias a los partidos de fútbol que inspiraron a Lyas a devolver esa cultura de experimentar en comunidad. Y sí, también porque él tampoco recibió invitación. El furor fue tal que el bar colapsó de curiosos, al grado. La anécdota llegó tan lejos que Anderson lo invitó al día siguiente, le regaló un bolso, y ser elogiado por la prensa extranjera con titulares como: “¿Sin invitación al desfile ? Sin problema”.
Este primer acto, ciertamente derribó las barreras de exclusividad que aún imperan en una industria que presume de inclusiva. Mientras en unas venues se exige el silencio, en La Caserne––un antiguo parque de bomberos convertido en un espacio artístico–– la multitud ruge, se queja, discute y comparte sus opiniones sin filtro. Aquí las opiniones susurradas no existen, se gritan.
¡La moda está cambiando!
La sinceridad––que en la moda no es muy bien recibida, y que incluso le costó a Lyas su trabajo en la revista Interview––motivó al crítico a poner su integridad y razón como parte de ese impulso de democratizar la moda con gente apasionada y crear un statement.
El hype escaló: una pantalla/laptop gigante dio la bienvenida a más de mil personas en la Watch Party 2.0. Y aunque el concepto de reunirse a ver moda en comunidad no es del todo nuevo, Lyas ha demostrado su potestad como un valor que nos hace sentir en casa: un espacio en el que podemos sonreír y abuchear.
Ojala, que el debut de Matthieu Blazy en Chanel sea transmitido bajo la Torre Eiffel.
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