Si Mario Bezares – predilecto ganador de la Casa de los Famosos – deliberadamente encarnó a Jack Nicholson con un simple peinado y lentes de sol cuadrados, Alexis Stone personificó su enfadoso y relajado doppelganger, a la Balenciaga.
Notablemente, un desfile de esta maison, no tendría sentido alguno sin sus enigmáticos e lunáticos invitados que avivan la serenidad underground con una originalidad hollywoodense. La aclamada drag queen, quien ha escandalizado y arrebató el protagonismo hasta al propio Demna Gvasilia, recurre a icónicas transformaciones que abuchean la cólera Pop.
Puede que Stone no se haya aprendido aún el gallinazo o el tangamanga style, pero sabe su misión en este mundo caótico. Prosiguiendo con infame y patán devoción en servirnos cosplays tales como la hermosura blanc et noir de Cruella de Vil o el jugoso frenesí de Jennifer Coolidge (cuidado hermanes), Alexis demostró su voluntad y genialidad creativa, al presentarse como Jack Nicholson, en un nublado e inestable día.
Se caracterizó por un outfit usado por el actor después de presentarse en el Festival de Cannes de 1974. Su laxante, termal frondosidad se convirtió en su símbolo de rebeldía y desentendido glamour que propiamente, la moda se apropiaría, – Isabelle Hupert con un diseño couture y Rihanna en Jacquemus – al formalizar tal sencilla e indolente suavizante relajación. Aquella simpatía y carisma de un flemático Nicholson, inspira a las del momento.
Para amortiguar el estrés del tráfico e impaciencia fotográfica, llevaba unas pantuflas y un buen trago de Whisky, elementos que alaban el film de culto ‘The Shining’ con la sonrisa asesina que imitaba diabólicamente, Alexis, incluyendo su pelo canoso, caótico por el viento.
Ni su puro, contuvo la horripilante tranquilidad de una mirada asesina.
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