Demna Gvasalia, parece rebajar su humorística, desastrosa y absurda transición en una apacibilidad satiricamente burgués en contra de su némesis, el streetstyle. Lo preocupante es la forma en que están moldeando la primavera y que olvide las altas temperaturas que azotan con su intensidad ultravioleta. Su genuina espontaneidad ligada a una constante observación a los que suelen portar las personas en las calles, problemas socioculturales y la falta de coexistencia humana que sufrimos, formule debatibles creaciones que asquean o enamoran.
La melancolía ha sido un factor esencial en la incoherencia que Balenciaga vive. Conectar con tu niño interior, fue otro punto clave, que diseñó la perspectiva material que denota ese insaciable interés amoroso por el pasado. Dentro de las tantas complejidades que sucumben a la memoria, esa histérica abrumación, posee un lado afable y cariñoso como aquellos días, el cual, se solía comer juntos algún platillo delicioso en la calidez hogareña de una mesa de cedro. Ese acogedor, ilusorio escenario, conllevo a diseñar una pasarela extensamente larga, que acercará a los invitados a una cena muy rústica, llena de spécialités savoureuses et avant-garde.
Nicole Kidman, Kyle MacLachlan, Lindsey Lohan, Cole Sprouse y Bill Skarsgård, disfrutaron lencería a la Victoria’s Secret, vestidos 60’s a la Babe Paley, camisas polo de Mirrey, jeans de tiro bajo, y cropped bombers jackets a la Kanye West. Esa lánguida nostalgia, también abraza distintas fases de la vida o bueno, primorosas situaciones que permean en el futuro. Demna en la mesa de su abuelita, descubrió su pasión por la moda, cuando era un pequeño infante en Georgia. “Mis primeros recuerdos de la moda comienzan cuando dibujaba looks en cartón, los recortaba y hacía desfiles de moda.”
Visualmente, no es ingenuo, pero tampoco es sexy. Abrió con lencería (un área que suele bufonear) que no trataba de provocar o excitar, solamente, que sean prendas eficientes en los andares del exterior, al colocar sujetadores, bras y medias, sobre un body ‘trampantojo’ que ideaba la noción de un jocoso vestido trompe l’oeil, mismo que burla las encajosas normativas del buen gusto, a la par de un épico remix de Britney Spears, que suavizaba la incomodidad underground, que satiriza el avaro capitalismo.
Tratando de reconectar con su niñez, alude a enlazar una conexión visible a la extraordinaria herencia de Cristobal Balenciaga. Esa ruda impulsividad, se maneja una dedicación callejera a la silueta cocoon, aplicando esa caracterización romántica en la agresividad masculina de sus chaquetas. La esculturalidad demasiada rebajada a una jovialidad Y2K, se concisa en las estructura dramática acolchada, competentemente, multiusos por sus corsés y literalmente, pantalones en forma de solapas aristocráticas.
Ese ‘valemadrismo’ improvisado y polémico, nefasto en cierto punto, se instauró en su sesión deportiva casual al sorprendernos con una especie de gorra-gafas punk, que posibilitará habladurías comerciales y un regenerativo impacto en el consumismo. Tal paralelismo desordenado, sujetado a un apático y desfachatado interés por la perfección, es un discurso tan sobrepasado y no sabemos hasta cuando pueda persistir tal noción, aunque al final, las personas mantienen esa franqueza delulu – amando lo provocativamente radical y eficazmente habitual.
Demna es un entusiasmo adulto con una inocente y optimista alma de niño, viviendo en un mundo de caramelos grises. ¡Buen provecho! (La cena no incluye un digestivo fiable y apaciguador estomacal).
Resto de los looks:
Fashion Show Video:
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