La despiadada frialdad blanc et noir de Mr.Ripley, parece irradiar en la serena, pulcritud andrógina de Andrew Scott, con un look delicadamente vampiresco o piratesco. Tal magnífica pretensión diseñada por Vivienne Westwood, asombra por el romanticismo histórico, que se balancea en esa lucha por expresar con más amenidad y regocijo la personalidad del actor, al indagar superficialmente en una propuesta creativamente fortificada.
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Tal ingeniosa fragilidad, remarcó una estricta silueta masculina, ablandada por un toque femenino en la parte superior con aquella camisa café chocolate con remarcables, oleantes poéticos volantes con una matiz rockera y punk tan new romantics.
El evolutivo confort de Andrew Scott, es enigmático al romper continuamente burdos vestigios que impiden deslindarse de usar un aburrido tuxedo y no objetivar la creatividad. Tal disconfort, permite alinearse a tu silueta y medidas, otorgando un beneficioso tailoring al pomposo pavoneo, complementado con un blazer double-breasted, unos vagos rectilíneos pantalones flare y unas afiladas botas.
Un arriesgado numero que sencillamente florece maravilloso. Inquietante arrebato que emana en un gradual menswear, que progresa sabiamente en macerar todo su cautivo potencial. Definitivamente, Mr. Ripley hurtaría este preciado tesoro y salvaguardaría el instrumental objeto que provocaría la envidia de condes y condesas, deseosos de saborear un vida bohemia.
Andrew Scott es un hombre que adora un clarividente eventualidad llena de pasión y un holgado galanteo.
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