Cuando Bad Bunny lanza un nuevo disco, el mundo presta atención. Pero “DTMF”, su última obra, va mucho más allá de la música. Es un manifiesto cultural y político que confirma por qué Benito Antonio es uno de los artistas más influyentes actualmente. Este disco celebra la riqueza cultural de Puerto Rico y denuncia las problemáticas que aquejan a la isla y al mundo, desde la gentrificación hasta el colonialismo.

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Un puente hacia Puerto Rico

Desde el inicio de su carrera, Bad Bunny ha hecho de Puerto Rico el centro de su narrativa. En “DTMF”, esto se vuelve a reafirmar. La mascota del disco, el sapo concho, es un guiño poderoso: un animal en peligro de extinción que simboliza la lucha por preservar la identidad y el medio ambiente de la isla. Este detalle, aunque aparentemente simple, encapsula un mensaje profundo sobre cómo el turismo masivo y la urbanización están amenazando el ecosistema y la esencia de Puerto Rico.

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La plena y el legado musical de Puerto Rico

En este disco, Bad Bunny rescata la plena, un ritmo autóctono con raíces en las comunidades marginadas de la isla. Este género, que durante años fue un himno de resistencia, encuentra nueva vida en canciones como la que da nombre al disco. Además, “DTMF” incluye samples de leyendas boricuas como El Gran Combo y Wisin & Yandel. La colaboración con jóvenes de la Escuela Libre de Música también merece un reconocimiento especial. Estos artistas emergentes aportaron una instrumentación auténtica que refuerza el carácter local y tradicional del álbum.

“DTMF” no solo explora las luchas de Puerto Rico; también conecta estas problemáticas con otras partes del mundo. En el track 14, “Lo que le pasó a Hawaii”, Bad Bunny menciona lo sucedido en Hawai y compara la historia con lo que sucede en PR, destacando el “genocidio cultural” por el turismo desmedido.

Además, el “visualizer” del álbum incluye fragmentos de la historia de Puerto Rico escritos por el historiador Jorell Meléndez-Badillo. Esta colaboración no solo aporta contexto, sino que también enriquece el significado del disco como una herramienta de educación y reflexión.

Bad Bunny ha demostrado que el reguetón puede ser mucho más que un género musical; puede ser una plataforma para el cambio social. “DTMF” es un claro ejemplo de esto: un álbum que no solo hace bailar, sino pensar y cuestionar.

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El impacto mundial de “DTMF” radica en su capacidad de conectar con audiencias de diferentes culturas y contextos, al tiempo que destaca las luchas y bellezas de una isla que sigue resistiendo. Bad Bunny no solo está redefiniendo el reguetón; está cambiando la forma en que entendemos el poder de la música como herramienta para el cambio.

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