Con su aspecto lánguido, elegantemente hipster, como si tratará de un doppelgänger o figurín moldeado por Hedi Slimane, al portar un glamour refulgente que emite su básico skinny traje negro, Harrison Patrick Smith – mejor conocido como The Dare – es un dandy astutamente libertino.
Posiblemente, lo encuentres bajo el abarrotado, frenético y húmedo antro ‘Freakquencies’ ubicado Lower East Side Home Sweet Home, convirtiéndose en el epicentro de la vida nocturna en Manhattan al mando de un DJ tan cautivador como agitador.
A menudo se presenta como un ser irreverente, amante del desvelo, controversial, pero ambiciosamente entusiasta con crear un impacto electroclash. Smith, quién se crió en los suburbios de la griseada Seattle, encontró un aferramiento inspirador en el art-punk de mediados de los 2000, cuyos sintetizadores y guitarras muy procesadas, aturdían con locura a los inquietos y excitados jóvenes.
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Estudiando literatura inglesa, fundamentó las bases creativas de su sueño. ‘Turtlenecked’ fue su primer intento musical, manifestado en 2014, siendo una banda que rápidamente abrazó un éxito al despertar el género ya desvanecido, el indie sleaze. En un arrebato, decidió partir a Nueva York, sin imaginar que el trance y la euforia del baile, hizo sentir en él, una nueva forma de disfrutar la música. De hecho, adopto el nombre ‘The Dare’, cuando era un profesor sustituto y rápidamente cambio sus mareas.
Retomando su importancia como figura central que ha sido capaz de revivir un movimiento que sintetiza la rebeldía grunge de los 90, la decadente opulencia del ‘más es más’ que sacudió a los ‘80s, es mimetizada en un escenario caótico, sensual, exaltado e irónico por una lúcida ambición. Tal estética, alimentada por el funk y la obscenidad de bandas como Rapture, Chicks on Speed, Peaches y Cut Copy, alegraban las madrugadas clandestinas con Malrboros y vodka – ahora son reavivados con una electrizante sensualidad con matices fashionistas. Perfume, nos revolca tenuemente en la erótica balsámica de Calvin Klein y Smith honra con un LCD Soundsystem lleno de referencias inspiradores y demenciales, que marcaron a una generación sesgada por un burlo tradicionalismo.
Lo que inició como una ‘torpe broma’ refresco el sardónico punk funk en algo traviesamente convincente. Lo retro es nuevamente cool y divertido como una fiesta. La persuasiva atracción de los skinny jeans y tenues corbatas negras, no anticipó el fulgor que tendría ‘Girls’ – un obsceno sencillo lanzado en 2022. Bajo una línea ácida y explícita, su irreverencia y absoluta pasión por las chicas, encendió instantáneamente la atención de colegas y productores con su arrebato lírico: I like tall girls, small girls / Girls with dicks / Call girls / Girls who get naked on the ‘Gram / They say I’m too fuckin’ horny / Wanna put me in a cage / I’d probably fuck the hole in the wall.
Su ruidoso ascenso descrito como ‘épicamente tonto y épicamente depravado’ por el New York Times, persuadio los oidos de Charlie XCX. La princesa de la vanguardia musical, fascinada por el trabajo de Smith, lo convirtió en un colaborador activo al unir voces y ritmos en ‘Guess’, el ultrapopular remix de Billie Eilish, que ha servido como fase importante en su carrera. Llevando su osada valentía a saciar la fuerza rockera que sacian a las masas exaltadas, atrapando con frenesí a la disquera Republic Records, ganando un increíble apoyo, que le permitió lanzar ‘The Sex EP’, que sosiega las flamboyantes borracheras del ahora.
Con What ‘s Wrong With New York?, su álbum debut lanzado en septiembre de 2024, le ha valido críticas mixtas que tanto desprecian y alaban, etiquetando su descaro como arrogante, hedonista y soso la forma de celebrar y enmarcar su apetito sexual con ritmos electrónicos alternativos. Pese a los altercados, busca generar interés y polémica ilegalmente encantadoras. Más que nada, no le molesta, tal y como relató en una entrevista para el diario The Guardian: “Eso es exactamente lo que buscaba. Quiero que sea divertido. Quiero que sea como un puñetazo en la cara de un borracho. A veces, quiero que suene más tonto de lo que es en realidad”. Dice que no quiere estar limitado por “la madurez, el realismo o la seriedad” y que los algoritmos han llevado a la música a ser “una experiencia de escucha fácil”. Quiere hacer sonidos con los que la gente se involucre “de manera confrontativa”.
Su alter ego rockstar, políticamente incorrecto, sus estridentes y decadentes líricas, siguen infiltrando su notoriedad por todos lados. Sus ideas musicales no son demasiado serias o complicadas. Es relajada y bailable el aura que quiere provocar; que la gente salga y se divierta en un club. Smith trata de ser apasionadamente nerd y malcriado con una identidad que aún permanece dormida por las luces prendidas. Literalmente, la línea entre ficción y realidad se difumina con una lasciva honestidad. Un poco difícil de creer que tal histeria sea optimista, aliviadora y magnética – bah, es el espíritu de la época siendo vampírico, auténtico e imperfecto . ¡El rock and roll no morirá!
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