Hace unos días terminó la Semana de la Alta Costura, donde fue presentado lo mejor de las casas de moda más importantes del mundo, y con ello, reseñas, críticas y novedades surgieron a partir de los diseños presentados. Por su parte, la ropa masculina también hizo su aparición sobre la pasarela, dando de qué hablar y nuevamente, cuestionando el valor del Haute Couture, tras los aparentes fallos en las prendas presentadas en el desfile de Jean Paul Gautier, mismas que dividieron opiniones.
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Así, la colección de Jean Paul Gaultier , Alta Costura, fue una fusión creativa de dos mentes, por un lado, la experiencia del Gaultier y por otro, la innovación del legendario diseñador francés Olivier Rousteing, actual director artístico de Balmain, quien fue invitado para colaborar en la creación de esta línea.
En los diseños, los archivos de la Maison fueron evidentes y aplaudidos, aunque también llamaron la atención por algunas imágenes que circularon vía Internet, en donde se aprecia, que los diseños no estaban terminados, pues iban sujetados por clips, seguros, alfileres o que inclusive, tenían una pésima confección. Algo fuera de lugar para un show de Alta Costura.
En este sentido, la Alta Costura o Haute Couture, en francés, ha sido la cima de la moda, el último peldaño de la pirámide de la industria, en donde el trabajo artesanal, creativo y con la más mínima presión al detalle, dan cuenta del porqué la marca es lo que es y mantiene ese estatus global.
De esta forma, los orígenes del la Alta Costura se remontan al diseñador inglés afincado en París, Frederick Worth (1825-1895), quien acuñó el término “Haute Couture” para referirse a su trabajo en aquella época. Su contribución se ve reflejada hasta el día de hoy, pues pasó a la historia no precisamente por su labor como diseñador, sino por ser el primero que firmaba sus diseños; el primero en mostrar colecciones periódicas para cada temporada; el primero en contratar modelos, así como por hacer del taller, un lugar adonde la gente de la alta sociedad recurría a comprar, y no al revés.
De ese tiempo a la fecha, cada look presentado, perteneciente a esta línea, es hecho a la medida; confeccionado a mano con los materiales de la más alta calidad (telas, hilos, técnicas) sin la intervención de la máquina de coser, lo que significa que son hechos por manos de artesanos altamente calificados. Estas obras pueden tomar más de 800 horas de producción cada una, y muy pocas veces se realizan dos o tres piezas iguales. Cuestiones que podrían darle el rango de una obra de arte, pues no tienen igual.
En la actualidad, replantear el sentido de la Alta Costura, fue uno los principales cambios que trajo la pandemia, al ámbito de la moda, que pese a las vicisitudes, sigue manteniendo su valor cultural, de negocio y estatus. Si bien, cada casa de moda lleva la dirección que mejor le convenga, ya sea, invitando a celebridades a los desfiles o incluso a desfilar como lo hizo Balenciaga con Kim Kardashian, Dua Lipa o Nicole Kidman, el trabajo de la alta costura se se mantiene como ese objeto preciado que hay que preservar férreamente, pues le sigue dando una posición importante a la industria de la moda en general.
También entra a juego la lingüística del término y lo que la mente asocia con las palabras “alta” y “costura”. Por su parte, “La palabra ‘costura’ evoca en el imaginario colectivo de delicados bordados y frágiles como el encaje; faldas confeccionadas con metros de seda, vestidos tan inofensivamente bellos como un cuento de hadas. Pero ¿quién dice que esto es lo que debe ser la costura?”, explicó en una ocasión Roseberry, director creativo de Schiaparelli.
De igual manera, durante esta semana de Couture, se habló sobre la falta de innovación de Maria Grazia Chiuri en los códigos de Dior, pues su colección fue descrita, por muchos, como “ser más de lo mismo”, y ahí es donde entra la discusión acerca de: ¿A quién debe de rendir cuentas la Alta Costura? a la casa, al público popular de Internet, a los compradores, a los dueños de la firma, o al diseño per se.
En 2022, donde existen miles de canales de información, todo el mundo puede emitir una opinión y expresar sus incomodidades, aún con too esto, la Alta Costura aparece como aquello inamovible, que si bien puede cambiar, no lo hace demasiado, pues preserva una reputación, como un lugar de llegada, no de partida y que como tal, debe de resguardarse.
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