Dries Van Noten Spring 2026: Un debut íntimo y cargado de respeto

Finalmente pudimos ser testigos de la electrizante y singular creatividad de Julian Klausner en su esperado debut para la casa Dries Van Noten. El entusiasmo era genuino – quizá más que en muchos otros relevos de poder que veremos las próximas semanas – pues tomar las riendas de una firma de culto no es cualquier cosa. Su llegada marca el inicio de una nueva era para el hombre contemporáneo. 

Reunidos en un garaje vacío, con paredes ásperas, carentes de vida y sensibilidad, una luz natural inundaba el espacio. Este contraste sirvió como un telón para un trabajo lleno de entusiasmo y júbilo, una magnífica propuesta que honra el legado de su predecesor sin desviar su esencia, llevándonos por un camino labrado por la autenticidad. 

La melancolía estuvo presente con una narrativa elocuente e ingeniosa desde el momento que apareció un dramático abrigo de ópera gris de lana polivinílica a cuadros, entendías el tono que confeccionará su autoría basada en la informalidad. Klausner quiere definir su estadía con un estilo desaliño, realista y atractivamente irreconocible: encontrar belleza en la cotidianidad. 

Es todo un reto cargar un legado tan querido podría abrumarlo – suponiendo que esta atmósfera podría opacar sus esfuerzos – aunque esta inquietud, no supone un impedimento para lucir con una respuesta basada en la preciosidad de sus estampados, bordados y colores. 

Sus prendas estaban teñidas por un encanto cromático. Podría decir que el modo de estilizar los sarang como pantalones y shorts, elevando su utilidad así como a sus vibrantes túnicas – abrigo pigmentadas por suaves tonalidades metálicas. El drapeado jugó un papel estilístico al aligerar la suntuosidad floral impregnada en gabardinas y pantalones harem de seda – estos acentuados por una faja rayada. De hecho, se enfatizó la cintura con un peplum “New Look” incorporado en chalecos de tirantes, remarcado sobre algunas camisas gris. 

Una audaz combinación de sastrería con un radicalismo femenino quitó la restrictiva clásica de la masculinidad al jugar con el airoso y poético layering que combinaba mini-shorts con abrigos vaporosos. Se constató esa impertinente vibe playera con el uso descarado de rayas bicolores en aparentes uniformes de Derby medieval. Un guiño simpático y funcional. 

En particular, un look que estaba ricamente bordado de manera intrincada con lentejuelas que brotaban como una explosión de confetti adornaba una chaqueta bomber, unos shorts de basquetbolista y una camisa de tirantes – realmente evocaba esa desfachatez chic que inspiró a Klausner al ver una imagen de 1993 de Nirvana vistiendo Dries. 

Tal declaración es una carta de amor escrita con vulnerabilidad, placer, osadía y accesibilidad.  

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