La importancia de los shows de moda, así como las pasarelas, es incuestionable. Con el encierro que paralizo al mundo debido al COVID-19, confirmamos lo fundamentales que son para la industria cuando pensábamos en ellos de manera entrañable. Muchos diseñadores hicieron uso de su creatividad y de los recursos que tenían disponibles para poder presentar sus últimas colecciones, algunos de ellos de manera muy original. La pregunta ahora es, ¿cuál será el futuro de estos shows post pandemia? 

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Foto: Cortesía Gucci

Primero que nada, los pros y contras principales. Mientras las semanas de la moda presenciales más importantes como las de London, Milan, New York o Paris, contribuían a una fuerte emisión de CO2 por toda la asistencia, esto contrastaba con el poco impacto que se tenía en plataformas digitales. Menos de un tercio de interacción representó hacerlos de esta manera. Aquí no hay discusión: la balanza, sin duda, se inclina hacia el cuidado del medio ambiente, y el contrarrestar esto -y al mismo tiempo mantener el atractivo- se traduce en un reto emocionante para la industria.  

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Portada hecha digitalmente

Por otro lado y como un signo de los tiempos, la moda, al igual que otras muchas actividades y disciplinas, tuvieron que depender de todas aquellas herramientas digitales que llegaron a instaurarse en nuestras vidas y que ahora queda, más claro que nunca, que será para siempre. Sesiones fotográficas remotas, videoconferencias por Zoom, FaceTime, redes sociales y uso de drones hicieron todo esto posible. 

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Foto: Cortesía Loewe

Este formato digital significó algo novedoso y vanguardista, realmente captó nuestra atención de una manera positiva. La propuesta virtual “show-in-a-box” de Jonathan Anderson para Loewe, es el ejemplo perfecto en el cual todo se iba sacando del “archivero”: los looks, muestras y hasta una carta de Anderson, entre otras cosas. Sin embargo, justo como pasa con las revistas o las tiendas físicas, hay algo que es difícil expresar con palabras, ya sea por nostalgia o el conjunto de todas esas sensaciones que nos produce el ver de primera mano. Nunca será igual que la experiencia directa. 

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Foto: Infiernno / Vía Zoom 

La razón puede ser que los desfiles simbolizan el pináculo de la moda. Es ahí donde los diseñadores, grandes o pequeños, presentan todo su trabajo de meses. También es el venue, la música, las personalidades, la prensa, las sorpresas; todo ese conjunto de elementos que hacen de los shows algo simplemente irremplazable. Nada sustituye el espectáculo que representan. Y aunque casas como Maison Margiela, Loewe o Gucci hicieran uso de sus armas más creativas, saben que no estuvieron a la par de lo que significa ese momento donde todo cobra vida.

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Foto: Cortesía Jacquemus

Aunque seguramente nada volverá a ser como antes, esto no quiere decir que sea malo. Mezclar lo mejor de los dos mundos, el digital con el físico, será el camino hacia el futuro. Y quién sabe, tal vez la experiencia sea mejor que nunca, en la cual los directores creativos nos ofrezcan algo más dinámico e interactivo, sin perder la esencia. 

¿Cuál será el futuro de los shows? Aun no es claro, solo esperemos que cuando regresen, quien tenga la oportunidad de volver a sentarse en esas filas, viva plenamente toda la experiencia.

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