El desempeño de Sainz no sorprendió a los conocedores. Desde las clasificatorias mostró un bólido rojo con potencia, preparado para dominar el icónico Autódromo Hermanos Rodríguez. A sus fanáticos no les quedó duda: el madrileño aprovechó cada centímetro del circuito y demostró su talento, aguantando la presión de sus competidores vuelta tras vuelta para conseguir su merecida victoria.
Para nuestro Sergio “Checo” Pérez, la carrera fue todo lo contrario. Las esperanzas de remontada para el ídolo mexicano se desvanecieron tan pronto como el semáforo se apagó. Un mal acomodo en la parrilla de salida le costó una penalización de cinco segundos, y aunque Checo avanzó desde la posición 18 hasta la 13 en la primera vuelta, el resto del GP fue una pesadilla.
El punto de quiebre llegó en el giro 18, cuando intentó superar a Liam Lawson y terminó fuera de la pista con daños en su RB20. A pesar de sus esfuerzos y algunos avances en la pista, Checo quedó relegado al puesto 17, en lo que él mismo calificó como su peor GP de México hasta la fecha. En palabras del piloto, este resultado fue más amargo incluso que su accidente en la primera vuelta del 2023, y aunque fue una gran decepción para la afición mexicana, Checo prometió regresar el próximo año con el doble de determinación.
Esta edición del Gran Premio de México fue memorable: un español conquistó la capital azteca, un británico sorprendió en el podio, y el favorito de casa vivió un drama digno de película. La pasión, el ruido ensordecedor de los motores y la fiel afición mexicana dejaron claro que la F1 en México no solo es un espectáculo, sino una celebración de velocidad y tenacidad.
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