Lo pelos en los hombres
por Colu Díaz
Me puse a pensar en varias áreas donde los hombres suelen preguntarse cual es la forma correcta de llevar sus pelos:



Una opinión sobre el pelo corporal en los hombres
por Eugenia Debayle
Estoy completamente a favor que los hombres le den la bienvenida su pelo corporal. Me parece de lo más extraño que ahora la onda se andar por la vida como maniquí encuerado Ese extremismo de retirar todo el pelo del cuerpo, incluyendo los brazos dejémoslo a Michael Phelps y a todos los nadadores olímpicos (ellos sí lo necesitan hacer).
Ahora, tampoco se vayan al extremo de andar por la vida, la playa, las albercas , o desnudos en los saunas y los vestidores del gimnasio (no sé si les gusta pasearse encuerados en áreas públicas porque no conozco su vida) como gorilas. Hay que retirar lo que no suma. Si eres de lo que tiene una alfombra sobre la espalda, lo más conveniente es quitártelo. Al abrazarte queremos sentir piel no sentir que estamos abrazando a un San Bernardo.
Una vez que ya aclaramos que el modelo masculino cavernícola no te va a llevar muy lejos, es importante reflexionar sobre la propuesta “me quedé a la mitad”. Resulta cero atractivo cuando el pelo corporal se comporta tímido. Así es, me refiero a cuando te ves en el espejo y solo encuentras media docena de pelitos largos en el pecho. Aquí tienes que ser decidido: ¡sí o no!
Cuando hay una miseria manifestada en cualquier parte de tu cuerpo, lo mejor es acabar con ella, así que quítala. No quieres mandar el mensaje de ser un hombre con mente dividida que ni siquiera puede tomar una decisión tajante del destino de su propio pelo corporal. Acuérdate que la comunicación no verbal es la que más percibimos y no creo que quieras que por culpa de unos pocos pelos ínfimos se piense que no eres un hombre de decisiones.
Las decisiones son fundamentales en los negocios, en la vida de pareja, en tu finanzas y también en tu pelo corporal. Toma la decisión y ejecútala.
This is a love story
por Alejandro Peregrina
Cuando tenía como 13 ó 14 años e iba en segundo o tercero de secundaria tenía un compañero que ya tenía un full set de barba y vello en el pecho. Me hacía sentir cosas. Para empezar, envidia.
Fui 12 años a la misma escuela católica y aunque dejé de creer en dios y su extenso crew a los 11, recuerdo implorarle varias veces a alguna fuerza mayor -a la que pegara, que me hiciera un joven peludo. Para los 13 ó 14 ya medía 183 de los 189 cms que mido ahora y pensaba que mi desarrollo físico había llegado a su culminación y me quedaría con el poco vello que ya tenía esparcido por el cuerpo; pero la fuerza mayor me concedió mi deseo: antes de los 18 ya tenía el pecho y el abdomen repleto de pelo largo negro y grueso. El pubis, las piernas, las nalgas también. Nunca me creció en los hombros ni en los brazos. Halleloo.
Poco después odiaba ser peludo. Me daba mucha pena de repente creer que a la gente no le gustaría y, aunque yo veía en la interweb miles de servidores dedicados a los hombres peludos (jóvenes, viejos, flacos, gordos, semi, nutrias, osos, lobos, y todos los etcéteras), sólo asumía que yo era repelente, so culpa de mis pelos. Todo cambió cuando un joven mayor que yo, durante mi primer semestre de universidad, me chuleó muy agresivamente lo peludo que era y le vi todo el potencial que tenía.
Cut to a mí en mis early 20’s mudándome a la CDMX y empezando en esto de las redes sociales de ligue. Siempre había más demanda cuando salía descamisado en mi foto de perfil versus un retrato seudoartístico que me tomaba mi amiga Carolien. En esas épocas, con una talla menos, arrasé con todo el que se dejara y todo se lo atribuyo a mis pelos y mi altura, pero sobre todo a los pelos.
Quisiera aclarar que mi apreciación por los pelos no es tal cuál narcisista. Reconozco apreciar mucho más y más profundamente los pelos ajenos que los míos. No quiero decir precisamente que exclusivamente me gusten los hombres totalmente peludos, sino que me gustan los pelos. Me gusta que haya pelos en el cuerpo y me gusta lo que creo que aportan: un ex decía “una verga sin pelos se ve rara” y concuerdo con él. Addendum: también creo que es muy primitivo que me atraiga instintivamente el olor de las axilas y el pelo que, al retener olores, tiene mucho que ver ahí.
Otro addendum: ok, wow el rumbo que estamos tomando.
Según yo esa apreciación por los viene desde mis infantiles clases de natación y la vista en las regaderas. Era ese niño fijado y precoz. Luego crecí y seguí fijado en los pelos. Creo que ahora lo que más aprecio es la naturalidad y que haya lo que deba haber, en las cantidades que salga en cada tipo y ante todo la higiene en las zonas más peculiares de donde también salen pelos -y que también se aprecian. Otra peculiaridad con respecto a los pelos y su inherente carga sexual (que quizá yo les doy porque soy gay, quizá porque soy un intenso) es que sin vello genital -o rasurado, o muy corto y excluyendo a los naturalmente lampiños, me da repele y quizá sea uno de mis más grandes turn-offs.
Creo que en verdad no sé exactamente porqué me gustan tanto los pelos, si pretendo ser congruente. A veces, mientras interactuo con ellos, me pregunto qué tienen de especial realmente y no creo darle al clavo, pero me gustan mucho y me gusta mucho que a la gente le gusten. El lado narcisista sí aprecia las ventajas de ser peludo y envejecer siéndolo. Si no regreso a mi rutina de ejercicio, ya me hice a la idea de evolucionar a oso -porque no hay gorda sin hombre, o quizá me hago la lipo y tengo un fresh start como nutria casi treintañera. Como sea y mientras tanto, dedicamos esta historia a los que se sienten cómodos con sus pelos y a los que aprecian eso tan masculino y atractivo y universal.
Por los hombres peludos. Hear, hear!