Esta edición de los Grammy fue indecorosamente salvaje, pero no tanto, con el glorioso triunfo de Kendrick Lamar, al llevarse a casa un total de cinco premios solamente por su hit musical ‘Not Like Us’.
El arrasador éxito, conjuro un exorbitante júbilo y alegría en el rapero, pero no todos pasaron por desapercibido su llamativo y sencillo conjunto de mezclilla. Pese a la discordia con Drake, quiso apaciguar las turbulentas aguas, mordazmente relajado, al utilizar una chaqueta vaquera descolorida, unos jeans aguados y una gorra de béisbol de los Dodgers— toda una obra estilista proporcionada por Maison Margiela. Kendrick lo condecoro con un collar en forma de Jesús, cubierto con incrustaciones diamantes y unos zapatos negros de cuero, diseñados por Martine Rose.
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Pese a desfachatada, callejera y tosca informalidad, aunque parezca enmarañada y pura su apariencia, tiene un significado muy especial usar un look ‘denim sobre denim’. De hecho, es conocido como el ‘esmoquin canadiense’. Se dice que portarlo, oculta una inocente malicia. Los freaks de internet apuntan que fue agrede de Lamar, usar un traje patriótico, que representa la identidad de su disque enemigo. Tal suposición ha estallado sobre cómo Lamar con serenidad y humildad, acepta un premio que ‘difama un rapero de aquel país, que ha demandado a su disquera (Universal Music Group) por promover cyber-bullying. ¿Indirecta genuinamente diabólica? A lo mejor … si

Mientras las especulaciones afirman patadas en las costillas y astutos movimientos para burlarse del otro en silencio, este juego de estilismo es confusamente mezquino. ¿Qué le deparará su futuro? ¿Seguirá esta pelea de agresividad pasiva en el show de medio tiempo del Super Bowl? ¿Cómo se plasmará el uniforme hater en tal dimensional evento?
Menos beef, más flow. Gracias.
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