La apuesta inesperada y perfecta del otoño: hoodies y shorts

Dejame señalarte que el athleisure no hubiera existido sin la rebeldía gimnasta, flemática de Lady Di, incluso los slutty shorts – prenda legítimamente simbólica de Paul Mescal – no tendrían tan palpable magnetismo viril sin la constancia rítmica que evocaba su normalidad no tan divinamente aristocrática. El uniforme elogiado por la masculinidad amante de la desfachatez ‘cómoda’, es arroparse entre una hoodie y mini shorts biker al notar un descenso templado en el clima. Tal sinergia material, parece abstenerse de las bajas temperaturas del otoño. 

En una época, donde Lululemon y Alo Yoga, son el estandarte de lo sanamente cool, esa viralidad nostálgica, es extremadamente densa por su atractiva estimulación hacia una incongruencia estética. Aquella holgura maratonera es una yuxtaposición maravillosa. La sencillez del conjunto, atrae por su funcionalidad estática, ósea, se mantiene erguida ante los bruscos cambios estacionales y se adapta al estilo de vida supuestamente ciclista o deportivo que anhelemos sentir. Los It boys del ahora, no necesariamente andan con esa distintiva e maniática vibra. Es interesante el giro cultural que le dan a una simplicidad rebelde. 


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Cruelmente, es muy soso e insípido y ruin, mostrar una camiseta y un short. Si, lo básico es fundamental en la agitada vida moderna que desborda la cotidianidad, aunque sumar algo inesperado a la mezcla, cobra una notable importancia a su efímero aspecto. Es memorable, ya que usar capas, notoriamente, es un privilegio limitado. No todo el año puedes andar con tal outfit. 

Este estilo desgarbado tiende a ser un ideal normativo. El frío lo convierte en un esencial digno para las existenciales crisis que padecemos, ya que su versatilidad es más llamativa de combinar. Usar el mismo atuendo, una y otra vez, aumenta el favoritismo entre las edades involucradas. El dadcore se moldea a ese entusiasmo lleno de holgura punk y los jovenes adoran tal oscilación con vagas afinidades skate, modernizadas. 

El apoyo a este uniforme es innegable, más si es aceptado por una hermandad que estimula la contrariedad off-duty de lo refinado otoñal. Mientras más aguado y extenso sea la parte de arriba y apretado-rectilíneo en la parte inferior (posiblemente algunos sean contrarios y usen lo más largo que encuentren), la heladez corporal será gradualmente cálida. Digamos que es la ‘batiseñal’ del chico fit e incógnito.   

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