La prenda más poderosa de la temporada no es lo que imaginas: son los guantes de cuero

La prenda más poderosa de la temporada no es lo que imaginas: son los guantes de cuero

Días atrás, la película Frankenstein alborotó al mundo con la historia de un monstruo incomprendido por la sociedad, aunque la lúgubre belleza victoriana de sus paisajes y el guardarropa fantasmal de Elizabeth también se llevaron parte de la atención. Entre la profunda simbología que arropaba la fragilidad de los personajes, muchos se fijaron en los guantes rojos que usaba Victor. Más allá del dramatismo bíblico, esta prenda se ha convertido en una auténtica sensación otoñal.

No sorprende su inevitable presencia en esta temporada del año, más si se trata de proteger las manos con estilo. Los guantes han dejado de ser un complemento del gentleman contemporáneo para posicionarse como un básico de un look. Su presencia en los fashion shows se ha intensificado, otorgándoles un significado propio, empujando la propuesta hacia un tono más elegante, incluso fetichista. 

De hecho, un par de guantes puede lucir tan sexy e imponente como un lentes aviator. La clave está en que el cuero se vea ardiente y genere un contraste provocador. Saint Laurent lleva esta idea a un terreno depravado y juguetón al combinar guantes largos con trajes oficineros y las infames botas de pescador. Eso sí, realzaron la silueta acampanada (militar del siglo XVII)  de los guantes al enrollar la manga de la chaqueta.

Ligeramente toscos, pero llamativos con sus texturas. Y sí: en internet ha surgido la tendencia de adornar los guantes con joyas. Una de las ideas más audaces es llevar un guante con un anillo encima, rompiendo la idea de que solo se usan cuando estamos afuera, y extendiendo su presencia a todos los rincones.

Esta superposición interactúa con mayor fuerza, al dejar de ocultarlos bajo la manga de una chaqueta: añaden textura y movimiento a los looks formales. Sin embargo, esta imagen se ha diluido al combinarlos con propuestas más aptas para la vida cotidiana, logrando que unos jeans luzcan sofisticados en cuanto decides ponerte unos guantes negros.

El regreso de los guantes evoluciona al punto de no quitártelos ni para escribir un mensaje en el teléfono. Su utilidad ha tirado por la borda su estatus decorativo.

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