¿Estoy ciego? o ¿Por qué tanta oscuridad tan vaporosa y nulamente altiva? ¡Oh! Vaya vaya, la masculinidad dando un buen tema de conversación, tras romper esquematizaciones fraudulentas que realzaron la mirada a su vestimenta. ¿No corbatas? ¡Qué alivio! Parece que el soso tradicionalismo sartorial, se ha ido desvaneciendo por una actitud sumamente divertida y experimental.
La hombría, quien parece obstinarse a un aburrimiento clásico lleno de enfermos y sobrios tuxedos, se ha lanzado a relucir un lado más tórrido y energético. Tal papaloteo, fue notoriamente positivo en la Academy Museum Gala. No sé si fue una concordancia mutua o si sus estilistas, prefirieron gestar drama en la red carpet, pero les funciono. Este contraste unitario, prevaleció en una tonalidad eclipsada por el negro. Lucían imponentes y preciosos con sus blazers double-breasted, sumamente ajustados y cortados con una minuciosidad flamante y retro-vanguardista.
Paul Mescal, Joe Alwyn y Sebastian Stan se reinventaron con una vibra alevosa y vil, ardiente por aquella opaca, refinada serenidad y picante, por sus solapas. Amarrar vorazmente el cuello, no parece ser tan atractivo ni seductor, al menos si encuentras una manera de apresar tenuemente la camisa. Cooper Koch disimuló ese lado arcaico, enlazado a una matiz rojiza y etéreamente gigoló. Harris Dickinson y Dan Levy, sirvieron habitualidad con ilusión y franqueza contemporáneas, que opacaba las corbatas sosainas.
Parte de la tentadora gallardía, era la utilización de accesorios discretos, pero costosamente brillantes. Un mamarracho Drew Starkey, portaba un estrafalario broche de Tiffany & Co., mientras que los relojes opacaban las delicadas y fornidas muñecas. Incluso, una faja, provocaba lujuria o desfachatez muy after-party.
La verdadera amenidad y cachondeo, se avaló con el esmoquin-capa de Jaden Smith, que prácticamente enfervorizó la noche con sus volantes eduardianos y la decenas de gemas, que adornaron su conjunto. Colman Domingo y Eddie Redymane, aseguraron embellecer la austeridad con el lente errante, gitano e irrealista de Alessandro Michele. Genialidades creativas, que no ves en tediosas galas de este tipo. Exhortan un fantástico tumulto de plagiar.
Eso sí, el esmoquin prevalecerá, solo que, será más decentemente risueño y benévolo. O si crees que es innecesario, sigue el ejemplo de Archie Madekwe, eso si es rebeldía efectiva.
PUBLICAR COMENTARIO