Hay hombres que encarnan múltiples facetas sin perder la autenticidad. Marcus Ornellas es uno de ellos. Actor, figura pública y, sobre todo, papá presente, Marcus representa una nueva visión de la masculinidad: una que no teme ser vulnerable, que encuentra fuerza en la empatía y que equilibra sus pasiones profesionales con una vida personal rica en significado. En este momento de su vida, donde cada día parece un ejercicio de equilibrio entre trabajo, familia y propósito, su presencia se vuelve aún más magnética. Y es precisamente esa dualidad la que resuena con fuerza en Bad Boy Elixir de Carolina Herrera, la reinterpretación más intensa, electrizante y lujosa de la icónica fragancia masculina.

Porque, ¿qué significa realmente ser un “Bad Boy” en estos tiempos? Para Marcus, no se trata de rebeldía sin causa ni de apariencias superficiales. Es una actitud: la de desafiar expectativas con elegancia, caminar firme sin perder ternura, y dejar una huella sin elevar la voz. El Bad Boy contemporáneo es padre, amante de la belleza, comprometido con su crecimiento personal y orgulloso de lo que representa. Justo como Marcus.
Tuve un papá maravilloso, entonces realmente un papá muy cariñoso, amoroso. Yo creo que desde él aprendí lo que es ser masculino, O sea, una figura muy importante en mi vida de mi jefe. Y obviamente el hecho de haber trabajado en diferentes lados también como que me abrió mucho la visión del mundo. Yo creo que es el yin y el yang, es importante tener un equilibrio en nosotros de esa mal llamada energía masculina y femenina, y más yo que soy actor.


La paternidad ha sido uno de los capítulos más transformadores de su vida. Desde que se convirtió en papá, su visión del mundo ha cambiado radicalmente. Ser padre le ha enseñado a observar los detalles, a valorar los silencios, y a entender que la verdadera fuerza también se encuentra en los gestos cotidianos: llevar a su hijo al colegio, preparar un desayuno, leer cuentos antes de dormir. Esa entrega diaria y amorosa redefine lo que significa ser “el hombre de la casa”. No con autoridad impositiva, sino con una presencia que cuida, guía y se deja transformar.

En ese sentido, Bad Boy Elixir no es una simple fragancia: es un manifiesto olfativo que habla de esta evolución. Con una mezcla intensa de lavanda aromática, vainilla cálida, tonka sensual y una base de pachulí profundamente masculina, esta versión lleva el ADN de la línea Bad Boy a un nuevo nivel. Es audaz, envolvente y sofisticado; exactamente como la energía que Marcus proyecta. Una fragancia diseñada para hombres que conocen sus luces y también sus sombras, que no temen mostrar ambas y que encuentran belleza en ese contraste.
Definitivamente nuestra generación esta redefiniendo lo que significa ser papá. Como te dije al principio, tuve un papá, tengo un papá maravilloso que ha estado presente siempre en mi vida. Y desde ahí entendí lo que es ser papá, pero siempre he sido una persona muy paternal. siento que nuestra generación ya toma con más responsabilidad lo que es la paternidad. Yo siempre lo he sido, pero veo que mi generación ya lo toma con más responsabilidad y lo celebro.
Fusionar su vida como padre con su trabajo como actor, modelo y figura mediática no ha sido sencillo, pero Marcus ha aprendido a integrar ambos mundos. Su elegancia natural, siempre bien dosificada entre lo clásico y lo moderno, refleja un entendimiento profundo de quién es. Y en esa autenticidad, en ese equilibrio entre su lado sensible y su carácter fuerte, radica la esencia misma del hombre Bad Boy.
Bad Boy Elixir complementa su narrativa. Es un símbolo de lo que significa habitar todas tus capas: ser papá, ser artista, ser pareja, ser hombre en un mundo que cambia a cada instante. Esta fragancia se convierte en el accesorio invisible pero poderoso que acompaña sus jornadas: desde las mañanas aceleradas con su hijo hasta los eventos nocturnos donde su presencia impone. No busca atención, pero la tiene. No grita, pero se queda en la memoria.


Con la paternidad he desarrollado mi empatía hacia los demás, hacia la vida, hacia todo lo que me rodea.
Marcus Ornellas y Bad Boy Elixir se encuentran en un punto medio ideal: donde el carisma no necesita aprobación, la ternura no compite con la elegancia, y la masculinidad se redefine desde un lugar más real, más humano, más brillante.
Porque al final, ser un Bad Boy en 2025 no es romper las reglas por romperlas. Es reescribirlas con amor, estilo y propósito. Y si alguien lo encarna con impecable naturalidad, ese es Marcus Ornellas.

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