Admitamos que desde la luctuosa salida de Alberto Elbaz en 2015, Lanvin perdió relevancia, quedó paralizada y sin identidad propia. El reminiscente trabajo de Peter Copping, quien se atrevió a tomar las riendas creativas de la casa de haute couture más antigua en existencia continua, fue estupendo.



Entre los fanáticos más entusiastas y devotos de esta maison, tal movimiento artístico significó revivir todo un legado marchito. Siendo un joven periodista, es alucinante cómo el juego de las sillas musicales, ha permanecido quieta con este inicio. El francés fue renuente al propiciar una declarativa convincente sobre el arte de seducción material que emita sofisticación, modernidad y un arrebatador enriquecedor detallismo. La trascendencia de su debut fue el delicado enfoque a las prendas con una estética primorosa, rugosa y cauta, llenos de patrones gráficos ‘Art Deco’.



La reluciente imaginativa se deduce a plasmar el extensivo recatado lineal de los ‘20s con sus vestidos entallados con un prosaico drapeado y una cintura decaída. Arrimándose a los ‘30s, encontramos precisas faldas tubo, un brutal vestido columna rojo envuelto con afiladas plumas (bueno, rasgadas telas) y la holgura gangster de sus aniquiladores abrigos trench de doble botón. Pese a la refinada airosidad fluida, es sustancialmente genial observar el poder de sus bordados. Embelleciendo la glamorosa suavidad, tenemos varias mini capas y hombreras enlazadas, llenas de pedrería y lentejuelas, una camiseta de manga larga con diminutos espejos plateados que le daban sentido a su excepcional patrón floral y un vestido blanquecino por telarañas de laminilla y otro en forma de mantel, con un encaje dorado y negro.



Tanto la línea femenina como masculina, eran deleitosas de admirar, pero este segundo carecía un poco de reinvención, sin embargo, constataban un sincero interés en propiciar ropa para toda clase de situaciones y edades, que cómodamente se verán fabulosos con el sombrío colorismo preppy-militar llevado hacia un tono más casual, apuesto e incluso, vagamente, deportivo. Es prometedora su visión, que poco a poco veremos desenvolver.



Sus individuales y múltiples capas que arroparon este pronunciado atentivo romanticismo, ilimitado de creatividad, es merecido aplaudirle y desearle prosperidad y júbilo, al no dejar caer una parte substancial de la historia de la moda.



Resto de los looks:
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