Mientras la mujer Koma se ha caracterizado por su brillo, decadente opulencia y poderosa autodeterminación, su ‘Adán’ se rinde ante una estética delicada, pero tonificante ante la intemperie gélida que abruma el horizonte urbano londinense, siendo está la segunda colección masculina de David.



Siendo la piel, material que sintetizó tal fantasía que se demuestra susceptible y capaz de apaciguar esa necesidad de ofrecer lujo a las calles, es rasgada ante el vibrante sosegado entusiasmo por el frío. Superficialmente, notas que la mayoría de sus exquisitas piezas tienen una silueta y allure femenino. Tomando en cuenta, que el guardarropa de ‘Eva’ es refinado y dramático al arroparse en rechonchas y lujuriosas capas que la arropan, esa resonante, estética competente ante los distintos trabajos o estados de animo, son moldeados con audaces, decarados y firmes rectilíneos cortes.



Es sutil al ajustar la simetría rectangular del traje con la flacidez slim de sus jeans, que eran ajustados a T-shirts encogidas y a una polo de rayas verdes, que hacía una obvia y hermosa referencia a Steve de Blue ‘s Clues. Su volátil rectitud es cautelosa y ligeramente primorosa, con sus sobreprotectoras y armadas chaquetas motorcycle, los penny loafers de cocodrilo que lucían auténticamente fabulosos o serpiente que aseguran confort y genialidad como sus bombers de cuero recortados con solapas de pelo castaño rojizo.



Fresco y estiloso – dos adjetivos que son plasmados y realzan un erótico y ¿nostálgico? equilibrio que gentilmente tentarán al varón a salir de zona de una confort insulsa y monótona.
Resto de looks:
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