Estas últimas semanas he observado y analizado en la indumentaria de celebridades masculinas, una notable preferencia por el negro. Este color arrastra una simbología tan enigmática como liosa; despertando opiniones. Muchos creen que usar un conjunto sobrio, remarca confidencia y seguridad, mientras que otros, postulan una opinión que remite a depresión, luto, falta de personalidad y holgazanería. Si bien, entender el porqué hay un aumento colosal al pigmentar el estilismo varonil con negro, se demuestra una confianza palpable de quien lo lleva y usa.
Retrocediendo en el tiempo, al varón se le ha inculcado optar con rigurosidad tonos oscuros como parte de su personalidad, más en estas últimas décadas con el ideal de ‘caballero – businessman’. Los jóvenes del ahora han cargado tales estándares, pero han desvanecido el negro con optimismo, rebeldía, alusión y libertad. No solamente lo asocian con lo sofisticado y opulento, también figura como un medio para expresar inconformidad.
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Las asociaciones a este color varían, pero mayormente se inclinan a señalar un lado malévolo: brujas, ladrones, vampiros, delincuentes, mafiosos – todos aquellos relacionados al bando del pecado. Sin embargo, la moda le dio un giro más positivo y firme. Grandes personajes de la industria como Karl Lagerfeld, Tom Ford o Alexander McQueen, han demostrado una ferviente adoración al negro, ya que su resplandeciente neutralidad, enmarca autoridad, elegancia y sensualidad.
Es sencillo de adaptar y moldear. Provoca y engrandece la silueta; llama la atención. En el cine, este color ha capturado tanto la decadencia como el poder, estableciéndose como un básico que define estilos y personalidades.
El simple hecho, de asociar el negro como algo que palpe de forma material el significado de ‘mejora inmediata’, es una ventaja sigilosa que disponemos en todo momento. No tienes que preocuparte por combinar tonos opuestos y evitas complicaciones sosas.
El hábito de portarlo o bien, inclinarnos continuamente a su matiz, propulsa eficacia a tu imagen. Sabes que su alcance estético es práctico y duradero, y es ahí cuando decides invertir, por una dependencia que jamás cesará. Esa versatilidad cautiva el bolsillo. Posiblemente, sea una ruta que impulse eficiencia al ahorrar tiempo y dinero.
En cualquier situación a lo que asocies, eleva su magnitud y relevancia. No te achica, te engrandece. Es imparcialmente subjetivo al tiempo-espacio. Un color básico que realmente lo es todo.
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