“Todo lo hecho por las manos del hombre tiene una forma que puede ser bella o fea. Es bella si está en concordancia con la naturaleza y la ayuda; fea si está en discordancia con la naturaleza y la reprime, pero no puede ser indiferente…” – William Morris
En la moda, lo bello está relacionado con aquello que se alinea a ciertos estándares estéticos y que nos genera una reacción de admiración o de agrado. Así, en muchas ocasiones, lo bello es dictado por una tendencia, que gracias a su aceptación, algunas de ellas terminan convirtiéndose en un clásico, pero ¿realmente qué hace bello algo?
Para tratar de configurar esta palabra, Aristóteles sintetizó, transformó y desarrolló las ideas estéticas de Platón, siendo el primer filósofo en enunciar sus investigaciones. Para Aristóteles todo radicaba en el arte, la cual afirmó, es una actividad humana, aquello que lo distingue de la naturaleza. Este reside en el proceso de producción y no en lo producido. Así, cada arte es una producción, pero no cada producción es un arte: solo lo es la producción consciente basada en el conocimiento.
Estética: gr, aisthetikós, aisthánesthai, estudio de las sensaciones, las emociones, los sentimientos, las nociones y los valores. A la comprensión y definición de la naturaleza y el conocimiento de la belleza es uno de los temas claves en la disciplina filosófica conocida como Estética.
De esta manera, el concepto de arte de Aristóteles no era estático sino dinámico, pues daba más importancia al proceso de producción que al producto acabado. De esta manera, cada proceso es creado a partir de la mirada del artista, el cual imprime su visión del mundo y por lo tanto, de su belleza también.
En este sentido, lo bello es aquello que es valioso por sí mismo y a la vez nos agrada por su afinidad a nuestros parámetros y estándares; lo que es apreciado por sí mismo (no por su utilidad), proporcionándonos placer o admiración.
De esta manera, las cualidades que son tomadas en cuenta en la belleza son el orden y la dimensión: Orden como la disposición adecuada, la forma. Identificamos orden con moderación, por herencia pitagórica. Por su parte, la proporción hace a las cosas bellas, no porque sea perfecta en sí, sino porque se ajusta a la naturaleza y al objetivo de las cosas. Por otro lado, la dimensión, en este contexto, es la medida apropiada para cada objeto.
Pero lo bello no solo se mide por sus proporciones y tallas, pues también es poseedora de aspectos subjetivos que recaen en la respuesta, mediante las emociones, de los observadores del objeto de susceptible a la belleza. Esto, ha traído consigo discusiones sobre la realidad de lo bello, pues depende completamente del ojo de quien lo mira.
A menudo para categorizar a una persona como “bella”, ya sea de forma individual o por consenso de la comunidad, son incluidos factores psicológicos como congruencia, elegancia, encanto, gracia, integridad, inteligencia y personalidad. Factores externos que influyen en el atractivo físico incluyen juventud, salud corporal, sensualidad y simetría.
Muchos autores consideran que la belleza es lo que resulta agradable a los sentidos y a la inteligencia, que por consiguiente causa placer, pero no necesariamente lo que causa placer tiene que ser bello, pues también dentro del dolor hay hermosura.
Con todos estos conceptos, la belleza está atada a la subjetividad. En un esfuerzo de conceptualizar el termino, quienes lo han hecho, lo proponen mediante consideraciones diferentes, evaluando características que pueden configurar una realidad.
Gracias a los grandes cambios de pensamiento que viven las nuevas generaciones, damos cuenta que tal vez nuestras definiciones de belleza están ligadas a medidas impuestas a través de la historia de la humanidad, cuyo background contiene clasismo, hegemonía blanca y discriminación, adoptados por una vida de conquistas coloniales que cimentaron tipos de belleza alejados de nuestras realidades y que lamentablemente perpetuamos aún.
De ahí la importancia de marcar una diferencia en nuestros contenidos, imágenes y productos que lleven en cabeza, la representación de individuos que atiendan a nuestra realidad más que a la aspiración y comparación, pues solo de esta forma dejaremos encontrar lo bello en algo imposible.
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