Los baúles que diseñó Louis Vuitton en 1858 cambiaron la forma en la que se viajaba por negocios o placer. Su forma plana permitía apilarlos y así ahorrar espacio en las cabinas. Cuando se dejó de viajar en vía de trenes y se popularizó la aviación, los baúles pasaron de ser el medio más conveniente para transportar y proteger los artículos personales. Además, se convirtieron en un ícono de la marroquinería y en el staple de la marca de lujo más popular del mundo.
Con el tiempo, a inicios del siglo XX, los baúles de Louis Vuitton modificaron su uso, convirtiéndose en joyeros y poco ortodoxamente, en floreros (con una placa de metal interior para soportar contenedores con agua llenos de flores que aún puede ordenarse en las tiendas).
En esta historia: fotografía de Eugenio Schulz, pelo y maquillaje de Jessica Díaz. Modelo: Akeem Biggs.
Post a comment