Admítelo, el outfit de Joaquin Phoenix, te transporto a la pandillera gallardía de Danny Zuko de Grease o una monotonía rockera 90s, con su aguda e ingeniosa trivialidad que demostró en la premier de Joker: Folie à Deux, realizada en Londres.
La esquizofrénica y demente personificación de Phoenix al encarar nuevamente a uno de los villanos más debatibles y estoicos del universo DC, impuso una arduo esfuerzo en interpretar tal valerosidad mental. Apaciguando, ese caos musical que florece al conocer, a su predilecta y amada, Harley Quinn, su vida se eclipsa en un horizonte indefinido. Joaquin, es el tipo de caballero que no le gusta alardear o pavonearse en una red carpet, siendo alguien que prefiere un mortecino perfil, no impide que su afabilidad sea cool.
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A la par de la extraordinaria y dramáticamente pavorosa, Lady Gaga, el actor posó con una afabilidad oscura que resplandecía con una austera y formidable chaqueta bomber negra, una camisa blanca propiamente abotonada y sujetada a una barrida corbata, unos pantalones slim y finalmente, magnánimo con un par de Converse Chuck Taylors. Esa vibra era confusa y vagamente espléndida por su divergencia languida. Aunque, también su energía indecente, nos dirige a una caracterización realista de un sexy motociclista bravucón o meramente, una fase indócil de Elvis Presley.
Su ferviente candidez, lo hace ver tan jovialmente guapo y apto con una vestimenta que tendríamos en el armario, misma que elevó su preciso encanto masculino a la par de un buen corte de cabello y unos apropiados lentes, le dieron brillo a sus refulgentes, inocentes ojos.
Esa arrolladora tranquilidad, es sutilmente tentadora de portar.
Velocidad tan hot de infringir.
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