Campillo Spring 2025

Campillo Spring 2025: modernidad volcánica con raíces mexicanas

Con un voraz rugido tan bullicioso como efusivo, Campillo ha progresado significativamente desde quedar como semifinalista del premio LVMH 2024, hasta popularizar un relevante tradicionalismo mexicano en modernizantes y elocuentes propuestas, que realzan la cultura nacional. La progresiva decisión de presentarse en Nueva York, enmarco instaurar una visión más realista, sensible y detallista del campo agrícola y ganadero que tanto ama Patricio. Es uno de los pocos latinos contemporáneos que reclama su lugar en la industria y grita con orgullo su procedencia, influenciando en su visión de la realidad. 

La rigurosidad musical del mariachi, esa silueta rítmica de los instrumentos y aquel salvajismo dominante del charro, amplió su oferta comercial en una belleza andrógina, involucrando un confidente acercamiento que refleja su más logrado refinamiento y pureza artística. Esa seductiva atención al detalle y plantear una firmeza a la silueta humana, es manifestada en la tirantez de aquel áspero mackintosh de cuero negro y en el blazer negro en forma de reloj de arena, equilibrado a un broche plateado. 

La melancólica esculturalidad y la árida matización terrenal en una tiesura materialista que fluye perfectamente en una narrativa basada en el draping, es fantástica. Sus confidentes y versátiles proporciones se arropan en aquellas camisas sin mangas con diversos dobladillos que, atractivamente, embellecen una frágil perspectiva masculina.  

Campillo logra adaptar lo que muchos consideran un disfraz, en prendas fervorosas e idóneas para la urbanidad. Manejar una carbonizada serenidad volcánica para colorear sus pantalones baggy de mezclilla con un degradado negrizo-anaranjado, expone las violentas fuerzas naturales de la lava y cenizas del Paricutín y el Popocatépetl. La serenidad durmiente, se excita y adorna con sus agrestes cristales. 

Este fresco enfoque por recodificar la hombría con un altivo orgullo nacionalista, es admirable por su sentido de compromiso y goce. Tal particular, expresividad romántica, fue eruptada por la canción, ‘Que no queda huella’ de Grupero. Ese ferviente amor a la mexicana, es un estandarte dignificado y elogiado por una culturalización textil. Patricio es un remarcable diseñador, al que no debemos quitarle los ojos de encima. Con él, sentimos a México en la piel, atrayendo una magnética prosperidad creativa y que muchos añoren y estimen su hacendoso sudor.  

Resto de los looks:

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