Bottega Veneta Spring 2025: Adulto responsable, pero con alma y corazón de niño

¿Quién no recuerda aquel galán conejito llamado Jacob Elordi liberado por Bottega Veneta en una campaña publicitaria tan efusiva? Tal carbonizada lindura antropomorfista, fue literalmente transformada en un cuento surrealista escrito por cuero tan irresistible, mismo que elevó la puritana sobriedad del corporate chic 70s. Saborizante y adorablemente granjero, al envolvernos en un mágico descaro rural que radialmente, encara aquellos vagos recuerdos de nuestra inquieta niñez. 

Matthieu Blazy es un total y enigmático genio, que al matrimoniar su tórrida creatividad en un edén, el que fluye entre dos ríos: el ingenio textil y el arte. Es un ser que exitosamente, constituye una pasión por resplandecer en inteligentes adjunciones, un excitante modernismo colorido lleno de prendas exquisitas y melodiosas. Tal grado de inventivo dramatismo abocetado por Zanotta Sacco, se dió en los adorables asientos acolchonados en forma de criaturas encantadoras como gallinas, pandas, osos y conejitos – alumbrando con rugidos y cacareos, la divina sinfonía que animaba el mood de concreto, tal diluviano ensoñamiento.  

La afición conceptual de Blazy es deslumbrante al proveer estandartes que reflejan sin tanta soberbia abstracta, lo que es capaz de esquematizar, al transformar su realidad, en una narrativa que juegue y conecte con las experiencias que ha vivido, tales como tus primeras nociones con la existencia humana, misma que inocentemente añoramos con tanta melancolía. Bajo el título de “infancia”, Mathieu en sus pasmosas y avispadas proporciones, adapta esas memorias, del cual jugabamos con las prendas gigantescas de los adultos en una proeza texturizada que imitó la graciosa, cariñosa locura infantil que experimentamos en algún momento. Tanto hombres como mujeres comparten una fresca movilidad y una refinada elocuencia que apetece brincar en ellas. 

Se mostraron colosos blazers aunados a faldas asimétricas con un pierna cubierta y pantalones anchos, contrastando que a pesar de su tamaño, se ven bien. Las arrugadas prendas que se convulsionan al alborotar cajones y desdoblarlas – ese humorismo arriesgado que no cualquiera dispone a comprar, debido a la ridiculez sin sentido, postergó que su ingenio sea aceptado, gracias a sus atractivas, hábiles y táctiles innovaciones tecnológicas, mismas que conectan una sensibilidad que busca lo diferentemente cautivador. Su formalidad casual es asombrosa. La desfachatez irónica que se burla de lo común y habitual, no la consigue cualquiera, al armonizar con procesos artesanales, en una brutal elevación a su incomparable belleza. Luces original y chic, con sus abrigos picaramente frondosos o sencillamente cadentes con la mezcla de básicos como camisetas flannel,  jeans o vestidos drape tan bailarines como nuestros piecitos. El afable cariño de Blazy por la moda, hace que nos sintamos identificados con su dibujante niño interior. Sus bolsos tan maternales y duraderos como una memoria, hechos del versátil intrecciato, serán un incesante must de toda la vida.

Ese sentimiento de aventura, no se desvanece. Toda fantasía puede ser realista, si incorporamos el poder de la sinceridad y constancia. Tener alma de niño, propulsa un sincero entusiasmo, desarrollando un ánimo tan enriquecedor de portar. Matthieu Blazy es un vehemente ilustrado fantaseador; dandole sentido a una rígida adultez, al electrizarnos y sacarnos una amenizada carcajada. La vida es tan apetitosamente benevolente como sus picudos, exuberantes peluquines de traffia. 

Resto de los looks:

Post a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.