En medio de turbulentos cambios estilísticos, el minimalismo ha prevalecido al desafiar sus propios estándares, refinando la simplicidad material con un gusto apreciativo por lo auténtico. Su primacía resulta irresistible al otorgar personalidad a un abrigo negro de cuello alto, una simple camisa azul manga o un chaleco de piel de oveja. Este contraste es logrado bajo el diseño meditado de COS.


El look escandivado resulta moderno y plácidamente fantástico al envolvernos con un guardarropa tan elegante como versátil. No abruma observar una rica paleta de tonos oscuros, mismos que evocaban el título del desfile, Dark Romance. Realizado en el Greenpoint Terminal Warehouse, el entorno industrial, rediseñado en un blanco inmaculado, se convirtió en un escenario ideal para que las texturas y acabados refinados de las prendas se compensarán con un equilibrio entre el mate y el brillo.

Con la presencia de Alosian , quien aportó una nueva dimensión escénica a la colección. Su interpretación reflejó la esencia de COS: la capacidad de hacer del minimalismo un manifiesto expresivo, cargado de matices, textura y modernidad. En una temporada marcada por el ruido visual, COS apuesta por el poder de la quietud estilística. Una colección que no grita, pero se impone.


Esa profundidad visual se impregnó en una silueta estructurada, aunque vaporosa cuando aparecieron un suaves ponchos drapeado café y un imponente abrigo de doble botonadura. La sastrería funcional se mantuvo fluida, optando por líneas holgadas, pero estáticas en las hombreras de las chaquetas. Eso sí, sus pantalones slim, combinados con cardigans y chalecos de chenilla, aspiraban a un guiño noventero al ajustarse con pequeños cinturones y gorras.

Todo se mantuvo clásico, pero actualizado con una confección jovial y sus adorables botas-calcetín. La atemporalidad y perfección resuenan como un mensaje de libertad frente a la sofisticación impecable de COS, que se reafirma como estandarte de poder.


Post a comment