Diesel Spring 2026: Cacería de Pokémons

Como si se tratara de buscar Pokémons por el barrio, Glenn Martens decidió que la nueva colección de Diesel no se revelaría en una fastuosa pasarela, sino como una actividad recreativa que despertará el sentido de búsqueda. No era un tesoro escondido en una isla, sino huevos transparentes repartidos por toda la ciudad de Milán. 

La idea de democratizar la moda realmente plasma el ingenio de todo un equipo que logró materializar una fantasía utópica. El talento del diseñador belga capturó el espíritu de la marca y conectó directamente con la gente: más de 5000 personas se inscribieron en línea para participar en un juego que duró casi tres horas y media. Encontrar todos los huevos resultó ser divertido. 

La propuesta fue palpitante y única, dirigida a un público masivo en lugar de a unos cuantos. Estamos tan acostumbrados a que unos cuantos dicten nuestra opinión sobre lo que debe parecernos glamuroso, que casi olvidamos lo emocionante que puede ser la moda. Pese a que este laberinto se entrecruza con rudimentos arcaicos, Glenn mostró el lado más rebelde de Diesel con un concepto que alcanzó viralidad. 

Si llegabas a encontrar las grandes vitrinas ovaladas en algún callejón o plaza––en específico las primeras cinco personas que hallarán todos los huevos––recibirían un look completo hecho a la medida; las siguientes cinco, uno en denim; y otras diez, un accesorio. Para el resto, un concierto en la Piazza Beccaria. 

En medio del tumulto, pudimos apreciar un ejercicio que refinó el denim decolorado a nuevos territorios estilísticos. Lo urbano se mantuvo como base, con prendas creadas a partir de un innovador tejido que combinaba poliéster-satén reciclado con mezclilla que lucía como radiografía. Los vestidos tipo delantal parecían desgastados, pero estaban milimétricamente confeccionados, logrando un acabado iridiscente. Detalles moteros aparecieron en chaquetas, faldas tubo asimétricas con bordes rugosos, vestidos sin mangas sujetos por tirantes y abrigos que recordaban a batas de laboratorio.

También hubo vestidos florales incrustados bajo capas de gasa deshilachada en los hombros y costuras abiertas, strapless en tonos pálidos y sastrería punzante en chaquetas de neopreno y lejía aplicada en el forro, combinada con leggings y exagerados shorts cargo. Por su parte, la fidelidad del layering por mantener una vibra grunge, asombraba por sus texturas agrietadas y coloridas.

La gracia desnivelada de sus piezas y la imaginación sin complejos de Martens resultaron descabelladas, originales y absolutamente imperdibles. 

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