El antagonista y protagonista perfecto: Alexis Ayala y René Strickler, el legado de la televisión en su época dorada

Hablar de la televisión mexicana es hablar de un universo lleno de emociones, pasiones y personajes que han marcado a generaciones enteras. Las telenovelas, como género, no solo han sido una forma de entretenimiento, sino una manifestación cultural profundamente arraigada en la identidad del país. En los años 90, la televisión vivió su época dorada, un momento único donde la narrativa melodramática, los amores imposibles, los giros inesperados y los personajes inolvidables capturaron el corazón del público. En ese universo de emociones intensas, los actores de telenovela se convirtieron en íconos nacionales, dándole rostro y alma a las historias que definieron a una generación entera.

En esta edición rendimos homenaje a esas figuras clave de la televisión mexicana, a los intérpretes que con su talento y entrega marcaron una era. Su trabajo trascendió fronteras y generaciones, llevando nuestras historias a todos los rincones del mundo. Gracias a ellos, el melodrama mexicano se consolidó como un símbolo cultural del país, un producto artístico que no solo entretuvo, sino que también reflejó valores, problemáticas sociales y emociones universales.

Dentro de ese legado, hay nombres que sobresalen por su fuerza interpretativa y su capacidad de evolución constante. Uno de ellos es Alexis Ayala, cuyo papel como villano se ha vuelto indispensable en el imaginario de la televisión nacional. Con una presencia magnética y una versatilidad única, Alexis ha dado vida a antagonistas que no solo enfrentan a los protagonistas, sino que elevan la calidad de cada historia. En esta entrevista con uno de los villanos más emblemáticos de la televisión mexicana, recordamos su trayectoria, sus desafíos y el legado que ha construido a lo largo de más de tres décadas frente y detrás de las cámaras.

Valerie García (VG):  Alexis, tu carrera despegó en la época dorada de las telenovelas. ¿Qué recuerdas con más cariño de esos años?

Alexis Ayala: Lo que más recuerdo con cariño de esos años es que se me abrieron las puertas para comenzar. Esta es una carrera de muchos sueños, pero también de muchos “no”. Puedes tener 10 sueños y toparse con 9 negativas, o con las 10. Es muy difícil. Entonces, una vez que entras y empiezas a trabajar, tienes que abrazar cada oportunidad como si fuera la última. Nadie te garantiza que vas a poder seguir después de un proyecto. Cuando se me abrió la puerta por primera vez, fue un wow. Yo no me fijé si era la época dorada de la televisión o no, me fijé en que era mi oportunidad de trabajar y desarrollarme en algo que me apasionaba. Por eso después brinqué a la producción y a la dirección, por una necesidad de contar historias desde otras perspectivas.

VG: A lo largo de tu trayectoria, ¿cuál ha sido el papel que más te ha marcado y por qué?

Alexis Ayala: Todos los personajes te marcan de forma diferente porque todos tienen una complejidad distinta. Más aún cuando tienes la oportunidad de construirlos de la mano del director y el productor. En televisión a veces te encasillan mucho, con esa estructura del bueno-bueno o malo-malo, que te obliga a repetir fórmulas. Yo siempre he tratado de diferenciarlos. Uno que recuerdo mucho es el de Lo que la vida me robó. Hablé con los escritores y la dirección y construimos un personaje bisexual. En ese entonces no era algo permitido, así que lo hicimos sutilmente, pero se notaba. No era solo una cuestión de preferencias sexuales, sino de dominación, de poder. Cuando salió la escena en televisión, se armó un escándalo terrible. Estamos hablando de hace apenas 14 o 15 años, y se tuvo que modificar la dirección del personaje para borrar cualquier rasgo que no fuera heterosexual. Hoy, esa historia podría haberse contado de otra manera. Hubiera sido muy interesante mostrarlo como un rasgo de personalidad, no como una etiqueta. Fue un experimento muy complejo pero muy enriquecedor.

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VG: Con toda esa evolución de la que hablas, en cuanto al género de las telenovelas y las historias en México, ¿cómo ves su futuro? ¿Crees que las telenovelas seguirán siendo relevantes?

Alexis Ayala: Sí, sin duda. Creo que falta mucho para que se acaben las telenovelas. Mucho. Al final, son historias rosas y todos queremos un final feliz. Todos queremos ver que el bien triunfa. Hoy estamos expuestos a demasiada información, pero no siempre sabemos usarla bien. Tenemos el conocimiento del mundo en la palma de la mano y, aun así, a veces buscamos lo que no nos alimenta. Las telenovelas siguen cumpliendo su función: abrir sueños tanto para hombres como para mujeres. Han evolucionado con el público, pero siguen siendo historias entrañables. Y es muy bonito cuando gente joven se acerca y me dice: “Yo vi esa novela con mi mamá o con mi abuelita”. Eso me conmueve. Yo he hecho 32 telenovelas: algunas muy exitosas, otras fracasaron rotundamente. Pero cada una ha dejado algo.

VG: Hablando de trayectoria, ¿en qué estás trabajando actualmente? ¿Sigues dirigiendo y produciendo?

Alexis Ayala: Sí. Empecé a dirigir y producir hace muchos años. Produje teatro desde 1993 hasta el 2000 con Engáñame si quieres, junto a José Elías Moreno y Julio Urreta. Después hice El Gato con Botas durante tres años. Luego vino Solo para Mujeres, un proyecto muy importante en mi carrera que hice junto a Sergio Mayer. La idea original es mía, el desarrollo y el concepto lo creamos juntos. Sergio ha sido un gran creativo y uno de los mejores socios que he tenido. Después vinieron más producciones teatrales y también empecé a dirigir. Con Rodolfo de Anda hicimos El Pantera, y yo dirigí toda la tercera temporada. Fue mi gran universidad. Aprendí el valor del trabajo en equipo, la importancia de cada departamento en una producción. También dirigí algunas semanas de Quererlo todo, una telenovela con Michelle Renaud.

Hoy sigo actuando más que dirigiendo o produciendo, pero todas esas experiencias me han dado una visión más completa del proceso. Me han enseñado a tener paciencia, a entender los tiempos de cada área. Muchos actores no lo comprenden hasta que están del otro lado. Una producción, incluso de foto fija, requiere organización, madrugar, trabajo en equipo. Y eso lo valoro muchísimo.

VG:  Para cerrar, quiero preguntarte algo muy especial: ¿qué significa para ti ser un referente en la televisión mexicana? Eres uno de los villanos más reconocidos por tu trayectoria.

Alexis Ayala: Me llena de vida, de entusiasmo, de ganas. Me halaga mucho lo que dices, y también me alimenta el ego. Porque un actor sin ego no funciona, pero un ego mal llevado, es un gran enemigo. Escuchar eso me hace pensar que he caminado bien, que he logrado superar muchos “no” hasta llegar a esos “sí”. Lo guardo en la bolsa para cuando me deprima, porque me siguen diciendo que no, a mí y a todos. Ojalá el día de mañana mis hijas estén orgullosas del trabajo de su papá. Entiendan que a veces esa ausencia fue por una necesidad de vida, porque esto también es mi happy place. Un lugar donde, sin importar los problemas que traigamos, todos trabajamos por un objetivo común: que la función se dé, que el proyecto se vea. En este trabajo, nadie te mete el pie. Aquí todos empujamos hacia el mismo lugar. Y eso lo amo profundamente.

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Además dentro de ese legado, hay nombres que brillan por su carisma, talento y la conexión profunda que han creado con el público a lo largo de los años. Uno de ellos es René Strickler, cuya trayectoria como actor protagónico y con una empatía desbordante lo ha convertido en un referente entrañable de la televisión mexicana. Con una presencia cálida y una autenticidad que traspasa la pantalla, René ha protagonizado historias que marcaron generaciones. En esta entrevista con uno de los rostros más queridos de las telenovelas, repasamos su carrera, sus memorias más entrañables y la nueva etapa que vive, tanto frente como detrás de las cámaras.

Valerie García (VG):  René, con tantos años de carrera, seguro has pasado por muchísimas experiencias. Tu trayectoria despegó en la época dorada de las telenovelas mexicanas, ¿qué recuerdas con más cariño de todos estos años?

René Strickler: Sin duda, el cariño del público. Eso es lo que más atesoro. Ser parte de una etapa tan importante en la historia de la televisión mexicana para mí es un orgullo. Estoy muy agradecido con la vida, con el público que me ha acompañado, con los productores, la empresa donde trabajé tantos años y principalmente con Dios. Sin ese apoyo, nada de lo nuevo tendría sentido.

VG:  Has interpretado una amplia gama de personajes, pero la mayoría tienen algo en común: son cercanos a lo que tú transmites como persona, ¿Hay algún papel que te haya marcado especialmente?

René Strickler: Muchos. No podría elegir solo uno, pero si tengo que mencionar alguno, diría que Víctor Manuel en El Privilegio de Amar. Fue una novela que marcó a muchas personas, es de las más vistas en la historia de la empresa para la que trabajaba. También disfruté mucho El color de la pasión, Piel de otoño, Para volver a amar, Atrévete a soñar, que fue infantil… hice de todo. Me encanta que hoy en día los jóvenes me sigan recordando por esos personajes. Que un niño me llame por el nombre de algún personaje es algo que me llena el alma. Al final, entretener y ayudar a la gente a olvidarse un poco de las cosas difíciles del mundo es un regalo.

VG: Justo eso, las novelas han sido una forma de escapar de la realidad para muchas personas. ¿Cómo has vivido la evolución de este formato con el paso del tiempo y la llegada de las plataformas donde se trasmiten historias?

René Strickler: Ha sido interesante. Creo que hay productores que han innovado mucho y otros que han seguido con la misma línea. Lo importante es que hay historias para todos los gustos. Yo viajo mucho y en lugares como Chile, Argentina, Perú, Estados Unidos, la gente me pregunta por qué no estoy haciendo una nueva telenovela, por qué hay menos. Pero yo no creo que haya menos, simplemente ahora se le da más importancia a las series. He participado en algunas, pero la novela sigue teniendo su lugar.

La telenovela es más familiar, más accesible. Puedes perderte un par de capítulos y aún así seguir el hilo. A la gente le sigue gustando, especialmente a la comunidad latina, tanto en América Latina como en Estados Unidos. Para volver a amar, por ejemplo, se vendió en 125 países, incluso en lugares insólitos como Rusia, Bosnia, Israel, Turquía. El melodrama tiene un atractivo único. Y sí, no siempre es realista, pero la gente a veces necesita escapar de la realidad. Vivimos en un mundo donde la violencia diaria supera la ficción. En cambio, la telenovela tiene esa calidez, esa historia que aunque tenga villanos, no te roba la paz.

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VG: Además de la actuación, ¿has explorado otras facetas dentro del medio, como la dirección o la producción?

René Strickler: Sí, he hecho algunas cosas. Estoy empezando a crear contenido para canales de YouTube. También produje programas de concurso en provincia. Pero algo que me apasiona mucho es la comedia. He participado en varios programas de ese tipo y me encantaría estar en una serie de comedia. Me gusta reírme y hacer reír, creo que necesitamos más de eso. Ojalá se dé pronto.

VG:  Para cerrar, y sé que lo sabes, ¿qué significa para ti ser un referente en la televisión mexicana?

René Strickler: Es una gran responsabilidad. A veces, como figuras públicas, tenemos que dar el ejemplo, aunque también tengamos nuestros propios problemas como cualquier ser humano. La gente se te acerca, espera una sonrisa, una foto, un agradecimiento, y uno tiene que responder con cariño. Eso es lo que intento hacer.

En un mundo tan complicado, tan violento, tenemos que ser muy cuidadosos con lo que decimos, con lo que hacemos. Tenemos que dar un buen ejemplo, especialmente a los niños. No basta con actuar bien en la pantalla, también hay que actuar bien en la vida. Ser mejor persona, estar agradecido, recordar que venimos a esta vida a ser felices y que los sueños sí se pueden alcanzar. Eso es lo que siempre quiero transmitir.

En esta historia: Fotografía: Natalia Martin del Campo ; Grooming: Londono; Realización: Rebeca Mora; Asistente de Producción y Entrevista: Valerie García; Diseño Editorial: Rafael Escalante; Dirección Creativa: Iván Estuardo; Dirección Editorial: Juan Pablo Jim

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