Desde el momento en que vimos aquellos calzoncillos bombachos – perdón, mini short – desfilando con obstinación y seriedad en el fashion show de Prada, supimos que esta prenda recibiría una atención comercial.
Y muchos se preguntarán: ¿por qué tanto alboroto por algo tan básico que usamos cada verano? Verás, la moda masculina se ha vuelto más experimental y liberadora. Hoy es evidente una preferencia por un estilo que mantenga la sofisticación, pero con un aire relajado. Muchos se han empezado a cuestionar “el buen gusto” al buscar alternativas más sensatas para adaptarse al entorno. Digo, ¿no es sensato usar shorts cuando la temperatura alcanza los 40 grados?

Precisamente, en esta semana de la moda masculina, la queja común entre periodistas fue la misma: el aire acondicionado es simplemente inexistente. Este fue el rompehielos que nos hizo fijarnos en la insurrección de los shorts.
Pero el simple hecho de reducir descaradamente el dobladillo, nos dice algo más: el hombre también quiere ser sexy. Y esta temporada nos obliga a recurrir a tales cambios. Un ejemplo clave fue cuando Anthony Vaccarello en Saint Laurent, transformó la sastrería ‘80s en un diálogo entre erotismo y formalidad. ¿Quién pensaría lo cool que puede lucir una camisa naranja impecable remetida en unos shorts plisados marrón chocolate y combinada con unos oxfords bien puestos?
¡Son versátiles!




Los diseñadores han conseguido que esta jovial belleza preppy sea más elocuente con los tiempos. Una respuesta que se sustenta en lo ligero y fresco: para repensar cómo mostrar (con estilo) unos cuantos centímetros más de pierna. Normalizar su potencial histórico. Es genial admirar el furor que causa un vaporoso mini-short. Lo candente que se torna la conversación, admirar las piernas, dejarlas respirar. Quizás sea un ¿fetiche?
Aunque el mérito de exclusividad no se lo llevaría Paul Mescal – el gladiador que puso los shorts de rugby en tendencia – nu los corredores de triatlón. Es inefable no mencionar a los jóvenes victorianos que impulsaron su uso y cómo a principios del siglo XX revolucionan con el fitness boom (hola John Travolta) con su aspecto ceñido, pese a que en los 2000s, se amenazaba su existencia con el estilo baggy. El gusto por lo vintage, recuperó su enfoque como un símbolo de autenticidad y cambio. Y ahora un tolerable uniforme de oficina.

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