¡Marc Jacobs cayó! Así se rindió al fenómeno de los Labubu

Hay señales claras de que algo se volvió realmente cool: cuando Marc Jacobs lo lleva colgado del Birkin. Sí, hablamos de ese Birkin 40 negro de Hermès, el símbolo por excelencia del lujo clásico. Pero esta vez, el verdadero protagonista no fue el icónico bolso, sino un pequeño monstruo peludo —adorable, inquietante y deliciosamente fuera de lugar— que colgaba con orgullo de uno de sus herrajes: un Labubu.

De camino a su desfile de 2026 en la Biblioteca Pública de Nueva York, el diseñador estadounidense nos recordó que la moda ya no se trata solo de estatus o herencia, sino de jugar. El accesorio inesperado: un Labubu tempura crujiente, recién salido de la “Serie Wacky Mart” de Pop Mart —esa colección delirante que reimagina snacks japoneses como si hubieran salido de un anime distorsionado. ¿Lo mejor? Es una funda para AirPods. ¿Lo más fashion? Está intacto en su caja original, como si colgara de su bolso directo desde un museo de arte kitsch.

Mientras el cuero del Birkin mostraba señales claras de batalla (y quizás de despreocupación), el Labubu permanecía protegido, mint condition, como buen coleccionable de culto. Porque claro, en 2025, el verdadero lujo no siempre brilla ni cuesta cinco cifras: a veces es tener el juguete correcto, en el momento perfecto, colgado con toda la ironía del mundo.

Los Labubu no son solo muñecos. Son objetos de deseo, memes con patas, cápsulas de nostalgia millennial y juguetes emocionales para una generación que decidió que crecer no implicaba dejar de coleccionar. Que Marc Jacobs se suba a ese tren no solo valida el hype, lo inmortaliza.

Y así, en plena pasarela del ego neoyorquino, el diseñador más punk de la moda americana nos recordó que el accesorio más poderoso no es el más caro. Es el que te hace sonreír, levantar una ceja y pensar: wow, quiero uno. Porque si el Birkin es para siempre… el Labubu es para ahora.