Kendrick Lamar impacta con un show épico en el Super Bowl LIX

El Super Bowl no solo es el evento deportivo más esperado del año, también es el escenario donde algunos de los artistas más icónicos de la industria musical dejan su huella con un show de medio tiempo inolvidable. En esta ocasión, el turno fue para Kendrick Lamar, quien, tras arrasar en los recientes premios Grammy con cinco estatuillas, convirtió el Caesars Superdome de Nueva Orleans en un verdadero espectáculo de rap y cultura.

Desde el primer segundo, la energía de Lamar se hizo presente en el escenario. Con una introducción a cargo del legendario Samuel L. Jackson, el rapero de Compton comenzó con ‘Squabble Up’, uno de los temas de su nuevo álbum GNX. Con un juego de luces impactante y efectos visuales al estilo cinematográfico, Lamar preparó el terreno para una de las presentaciones más comentadas en la historia del Super Bowl.

El setlist fue una combinación perfecta entre lo nuevo y lo clásico. Además de ‘Squabble Up’, el artista interpretó ‘Peakaboo’ y ‘Man at the Garden’, todos de GNX. Sin embargo, el momento de mayor euforia llegó con ‘HUMBLE.’, el himno de su álbum DAMN, que puso a corear al público entero.

Pero la sorpresa de la noche llegó cuando Lamar interpretó ‘Luther’, acompañado de SZA, con quien ha trabajado en múltiples ocasiones, incluyendo el éxito All The Stars. La química entre ambos artistas, sumada a una puesta en escena llena de visuales urbanos y una coreografía impecable, hizo que este momento se robara los reflectores.

No podía faltar la controversia, y Lamar no desaprovechó la oportunidad para lanzar una indirecta (o más bien, una directa) a Drake. Antes de cantar ‘Not Like Us’, tema con el que se llevó cinco Grammys y que ha sido interpretado como un ataque hacia el rapero canadiense, Lamar dijo: “Quiero tocar su canción favorita, pero les encanta demandar”, desatando reacciones inmediatas en redes sociales. El mensaje era claro: la rivalidad entre ambos sigue más viva que nunca.

El show no solo brilló por la música, sino también por la producción. Lamar optó por un vestuario en tonos oscuros con detalles dorados. Acompañado de un equipo de bailarines con atuendos minimalistas pero impactantes, la coreografía y los efectos visuales hicieron de cada canción un espectáculo cinematográfico. Pantallas gigantes proyectaron imágenes en sincronía con los beats, creando una experiencia inmersiva que mantuvo a todos al borde de sus asientos.

El Super Bowl LIX no solo nos dejó un enfrentamiento emocionante entre Philadelphia y Kansas City, sino también un espectáculo de medio tiempo que será recordado por años. Kendrick Lamar demostró una vez más por qué es uno de los artistas más influyentes de su generación, fusionando mensaje, música y producción en un show que marcó un antes y un después en la historia del Super Bowl.

Sin duda, el Súper Domingo fue de Kendrick.